| Por: Alejandro Teitelbaum* |
El diario Página 12 de Buenos
Aires publicó el 15 de agosto una nota del brasileño Emir Sader titulada SóloLula puede salvar a Brasil de su peor crisis.
La biografía de Sader nos dice
que es filósofo, doctor en Ciencias Políticas y que su orientación es marxista.
Leyendo su nota y muchas otras anteriores de su autoría cabe concluir que
su orientación está a contramano del marxismo.
Su nota publicada en
Página 12, donde atribuye a Lula el papel de salvador de Brasil
permite inferir que no conoce o ha olvidado el párrafo de La
Internacional donde se lee:
Ni
en dioses, reyes ni tribunos,
está
el supremo salvador.
Nosotros
mismos realicemos
el esfuerzo
redentor.
Es decir el papel protagonista de los oprimidos y explotados – no
de los “tribunos”- en las transformaciones sociales.
Luego Sader en su nota enumera las realizaciones del lulismo sin aportar
una sola cifra ni dato alguno al respecto.
Y omite totalmente realizar un análisis de la estructura
económico-social de Brasil, en la que no se produjo prácticamente cambio alguno
durante los gobiernos petistas [1].
Ignorando así el método de análisis propiciado y practicado por Carlos
Marx y otros investigadores sociales adeptos al rigor analítico.
(Véase, de Marx Introducción a la crítica de la economía política, 1857,
punto 3: El método de la economía política) y Grundrisse, Tomo I, Introducción,
par. 3: El método de la Economía Política. Marx también escribió sobre su
método en Miseria de la Filosofía (1847), Capítulo II, La metafísica de
la economía política– El método y, junto con Engels, en La sagrada familia,
(1844), Capítulo V, párrafo II, El misterio de la construcción especulativa).
Debo reconocer que tomar a Sader como ejemplo de la ideología del
progresismo es elegir un blanco demasiado fácil. Es como tirar sobre una
ambulancia.
Me he permitido
hacerlo más a fondo y tomando como ejemplo autores más sólidos que Sader en mi
libro El colapso del progresismo y el desvarío de las izquierdas.
Sobre papel: El papel desempeñado por las ideas y culturas dominantes en la
preservación del orden vigente. Editorial Dunken, Buenos Aires,
2015 y El colapso del progresismo y el desvarío
de las izquierdas. La Carreta
Editores Medellín, Colombia. Octubre 2017).
Donde
escribo, entre otras cosas:
…El espectáculo frustrante de la incapacidad de la izquierda –o de la
autodenominada izquierda– en todo el mundo para promover entre las masas
populares una alternativa de transformación radical al sistema actualmente vigente
a fin de lograr que éstas asuman tal alternativa y sean las protagonistas del
cambio, plantea la cuestión –que queremos examinar aquí– de en qué medida
algunas variantes de las culturas e ideas de las clases dominantes contaminan a
la izquierda, lo que explicaría, por lo menos en parte, su impotencia crónica…
… Esa izquierda que nos ocupa pretende superar o disimular su impotencia
apoyando y elogiando acríticamente a algunos gobiernos “progresistas” de
América Latina, tratando de obtener rédito de un acontecimiento que pudo ser
trascendente pero que lamentablemente no lo fue como el Gobierno Tsipras-Siryza
en Grecia o atribuyendo virtudes casi mágicas a un hecho menor, como el
surgimiento de un nuevo líder en un partido político.
[1] Véase mi nota,
un poco extensa y detallada, El progresismo colapsado en América
Latina, como la socialdemocracia en Europa, están dejando la mesa servida a
gobiernos ultraconservadores y fascistoides.
El
caso de Brasil en: