La crisis de los hospitales, una historia de amor y guerra

El gobernador del tolima en pleno ejercicio de sus libertades sexuales conoce en una fiesta a un joven muy lindo, hasta acá todo normal, le ha pasado a usted y me pasa a mí todas las noches, que vivan las fiestas.

Al igual que la mayoría de los jóvenes de la ciudad de Ibagué, el nuevo amigo del gobernador esta desempleado a pesar de haber estudiado Secretariado Comercial, Negocios Internacionales y Lenguas Modernas en la única universidad publica que funciona en la ciudad.

Después de la resaca de la fiesta y del dolor de espalda, el gobernador llama al muchacho a preguntarle qué va a hacer está tarde, el joven le responde que lo mismo que hace todas las tardes, salir a buscar trabajo.

No es que este joven sea la excepción, él sale a buscar trabajo como lo hace todos los días los casi 100 mil jóvenes que están sin empleo en Ibagué, una ciudad de 500 mil habitantes.

Ibagué lleva mas de diez años siendo la ciudad latinoamericana con más desempleo y el gobernador de la región preocupado por la suerte del joven empieza a buscarle trabajo, llama a Cortolima y no hay papa para tanta gente, llama al Palacio de Justicia y nadie le contesta, llama a la Universidad del Tolima y el rector tampoco le contesta, pues esta en la Fiscalía siendo investigado por corrupción y no es de menores.

Y finalmente el gobernador en ese ejercicio mental que consiste en quien me debe favores, recuerda que él le debe miles de millones de pesos al hospital FEDERICO LLERAS, el único hospital que hay en la region.

El Gobernador llama al director del hospital para que le ayude a darle empleo a este pobre muchacho que desde que salio de la universidad, sigue sin hacer nada.

El gerente del hospital le contesta el teléfono pensando que el gobernador le va a pagar la deuda y así pagarles a los médicos y enfermeras que trabajan hace meses sin recibir un centavo.

El gobernador le promete pagar, los políticos siempre prometen y le pide el favor de que le incluya en la nomina del hospital a este joven sin empleo.

Desafortunadamente al joven no le gusta la sangre, se desmaya con solo verla, le da alergia y vomito ver a tanto enfermo en los hospitales y no pueden darle trabajo en la sala de urgencias.

Además el muchacho es frágil como una rosa y no sirve de camillero pues hay que hacer fuerza y tener estado físico de atleta de maraton para mover enfermos por los cinco pisos del hospital de arriba a abajo, día y noche y en turnos de 24 horas.

Tampoco sirve de neurocirujano o psiquiatra pues los títulos de secretariado bilingüe, negocios internacionales y lenguas modernas tampoco lo acreditan, no por que el muchacho no tenga voluntad de salir adelante, es que los locos no son locas, le explica el director del hospital al gobernador.

Entonces solo queda inventarse un puesto de trabajo, en donde no vea una sola gota de sangre pero esos puestos están llenos, no hay cama para tanta gente en este hospital, el director del hospital tiene muchas amigas, primas y tías.

No es culpa de el director del hospital, se calcula que en Ibagué nadie conoce a alguien con empleo formal y estable, y tampoco nadie conoce a alguien que gane más de un salario mínimo, las únicas fuentes de empleo son la burocracia y la prostitución y que vivan la fiestas.

Pero bagué no es un pueblo corrupto como cualquier lector turista podría llegar a pensar, pues para garantizar la transparencia el nombramiento del director del hospital se hace en una fiesta llamada concurso para proveer el cargo de director del hospital.

Y como el gobernador no tiene muchos amigos inteligentes, el concurso siempre termina ganándolo un desconocido con ínfulas de llegar a ser gobernador y acá comienza el choque de trenes pero como en Colombia no existen trenes podemos llamarlo choque de consoladores para que el gobernador nos entienda.

Y entonces paso lo que nadie quiere, el gobernador no paga lo que le debe al hospital, el hospital no paga a los médicos y los médicos entran en paro pero todo esto se olvida pronto por que llega la temporada de las fiestas, que vivan las fiestas.

Ah tiempos aquellos en que el gobernador era el amo y señor de la burocracia, nombraba y descabezaba burros a su antojo y todo tenia que funcionar por que el era el único irresponsable.

Ahora se inventaron esto de la meritogracias... gracias al uno, gracias al otro y desgracias para nosotros.

Pequeños dictadores a sueldo dueños de su feudo no dejan que el gobernador mande como debe mandar y no le queda otra al señor gobernador que ser el amo y señor de los salones de belleza, la reina de las fiestas, que vivan las fiestas.

Y para eso se reinventaron las fiestas del Tolima, para olvidar las penas y para combatir el desempleo, por módicos 50 dolares la alcaldía de Ibagué manejada por otro módico medico permite a todos sus habitantes salir a las calles a vender cerveza a los turistas y a las putas que nos visitan.

Cuando no estamos en temporada de fiestas, vender en las calles es un delito, la policía persigue a vendedores y compradores por igual, es la única ciudad del mundo que una ley local multa a quienes le compran a los vendedores ambulantes y se obliga a la policía a robarle las mercancías de los vendedores ambulantes.

Pero llegan las fiestas y el alcalde permite por 50 dolares salir a las calles a vender cerveza, es el único trabajo legal para miles de ibaguereños que viven todo el año en la informalidad y se hace para permitirle a bavaria, la gran compañía cervezara inglesa, salir a ganar montañas de dinero con la fiesta, que vivan los ingleses.

El eje central de las fiestas son dos desfiles que recorren la única calle pavimentada y de tres carriles que tiene Ibagué.

Y si usted amigo lector turista ya esta haciendo maletas para venirse, no se ilusione, las fiestas del San Juan y del San Pedro de Ibagué no se parece en nada al carnaval de Rio o a los carnavales de Oruro.

En realidad la fiesta del San Juan y San Pedro es una marcha de borrachos armados con machetes y cuchillos, un desfile de reinas que esquivan botellazos a causa de su celulitis y en donde la comparsa más grande es la de ladrones que se aprovechan de los incautos turistas.

Este año el gobernador se encontraba durmiendo en MARIQUITA, una población a una hora de Ibagué cuando fue despertado con la noticia de que el desfile de las fiestas fue saboteado por los médicos y enfermeras del único hospital que hay en la zona, el hospital federico lleras.
Después de años sin recibir salarios de manera puntual, los médicos y enfermeras del hospital entraron en paro, eso significa que no hay atención medica en la ciudad, solo opera el servicio de urgencias para casos prioritarios, es decir si esta en juego su vida.

Los médicos y enfermeros se cansaron de aguantar hambre, algunos esperan las sobras de los enfermos para comer, otros se aburrieron de ver que a sus hijos los echen de los colegios por no pagar las pensiones a tiempo.

Los más desafortunados son lanzados de sus casas por incumplir en los arriendos o embargados por entrar en mora con los bancos y los más afortunados han regresado a vivir con sus padres.

Y los que viven lejos se desesperan al tener que caminar largas distancias para llegar a su trabajo pues no tienen para pagar ni el pasaje en un bus.

Todos estos médicos, enfermeras y camilleros entraron en paro, viva la fiesta del paro.

La prensa local hablo de sabotage a la fiesta popular, la prensa nacional no toco el tema, bavaria la gran compañía cervecera tiene a sus pies los canales de televisión y las emisoras de radio, pauta miles de millones de publicidad en los medios de comunicación, es la fiesta del silencio.

El gobernador en Mariquita, angustiado daba ordenes para que un escuadrón de la policías especializado en combate con la guerrilla y armados con fusiles acabara rápido con la fiesta del paro medico y las celuliticas reinas y la comparsa de ladrones pudieran seguir desfilando.

El resultado fue varios médicos y enfermeros heridos, los policías enfrentaron a culatazos y a patadas a los manifestantes, el sistema de salud colapsó con los médicos y enfermeros heridos, los médicos también se mueren gritaba un sargento mientras pateaba a un neurocirujano.

¿Y los policías no se mueren? No, ellos no se mueren pues han creado un servicio medico privado que los atiende a ellos, igual que el club de golf militar tienen un hospital militar con escuela de medicina incluida y tienen una gran clínica solo para los policías.

Pero en ocasiones por razón de las distancias y de la gravedad de las emergencias tienen que llegar a los hospitales públicos como el Federico Lleras, el único hospital en medio de la ciudad con más desempleo de América latina, el único con helipuerto y el único de la región en donde se concentra todo el plan contra la Colombia de Obama para acabar con las Farc, la guerrilla comunista más antigua del mundo.

Es por eso que en medio de la golpiza que los policías le daban a los médicos con fusiles donados por Obama, la gente del común, las reinas celuliticas, la comparsa de ladrones y los vendedores ambulantes se unieron y le gritaban a los policías que viva las fiestas y que viva la guerrilla que mata policías.

Pero no solo mueren policías, durante las fiestas el nùmero de desempleados baja por que la gente muere feliz pero contenta gracias a las grandes ganancias en la ventas de cerveza y aguardiente.

Las pilas de borrachos muertos y turistas se apilan en los cementerios y en las entradas de los hospitales, recordándonos la naturaleza violenta y egoísta de esta Colombia que prefiere pagar el precio de la guerra a pagar a sus médicos y enfermeros, país enfermo.

La palabra cancelar las fiestas no se menciona, la maquina de vender cerveza y aguardiente no se puede detener, los ingleses tienen sed y la gobernaciòn de tolima paga su burrocracia con las ventas de aguardiente. Según estadísticas oficiales en las épocas de fiestas tolimenses se venden más de 600 mil botellas de cervezas y 800 mil botellas de tapa roja… sin incluir los 220 mil tamales institucionales del glorioso día 24 de junio.

Habría que recordarle al gobernador del tolima que todas las historias de amor termina en un hospital, recordarle la cantidad de tratamientos contra el sida que se congelan por que él no paga la deuda que tiene con el hospital y no hace la gestión de conseguir el dinero para que el hospital salga a flote, a ver si así si, se le mueve el corazón.

Desde Mariquita el gobernador salio a explicar y a aclarar, a decir que ya se giro el dinero, pero la verdad es que siguen sin que se les pague un centavo a médicos y enfermeras.

Se trata de un sistema perverso y corrompido en donde la burrocracia inútil recibe sus pagos a tiempo para que la maquinaria de la corrupción funcione, para que los pagos a contratistas no se detengan pero en donde no le pagan a tiempo a médicos y enfermeras que salvan vidas día y noche en este país enfermo de guerra.

Llevan meses sin recibir salarios y van todos los días a trabajar, comen en casas de sus padres o comen las sobras de los enfermos del hospital, van al trabajo caminando, sus hijos los echan de los colegios, son lanzados de sus viviendas por que no pagan los arriendos, son los médicos de la central de urgencias del hospital federico lleras acosta de Ibaguéy están en paro pero siguen trabajando.


POR Pedro Narvaez
Md cirujano plástico - Universidad del Rosario.


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3 Comentarios

edson dijo…
que verguenza en este pais de "cafres"
Anónimo dijo…
triste... triste.... gobernantes de nada, solo nos dirigen hacia la miseria...
Anónimo dijo…
Excelente reportaje a nuestra paradójica situacion de región.

aparte podemos decir que motivos para alterarnos como en Grecia ya sobran y hace mucho en el pais del sagrado corazón