Acerca del terrorismo



(A propósito del 11 de septiembre de 2001)


El fenómeno del terrorismo de Estado no es sólo una contrapartida histórica del terrorismo activado por un grupo político-social, sino es la forma más extrema y despiadada del terrorismo, ya que se ejecuta a través de cuerpos, órganos encargados de la preservación, corrección y supervivencia de una sociedad.
Antonio García Nossa


Definir el concepto de terrorismo se ha convertido en un asunto complicado para las ciencias políticas contemporáneas, dado no sólo el carácter polisémico del término, sino la compleja maraña ideológica que éste comporta, principalmente después de los hechos del 11 de septiembre de 2001. La amplitud interpretativa de la palabra terrorismo, la ha ido transformando de vocablo marginal, en expresión primordial y de uso obligado y cotidiano en el lenguaje de los poderes políticos y de los medios de comunicación.

El terrorismo que antaño se definía vagamente como la realización de actos violentos para infundir terror con fines políticos entre la población civil, que se asimilaba a la ejecución de actos ilícitos de guerra o “crímenes de guerra”, hoy, sometidos a la impronta de una visión unipolar del mundo, con el establecimiento de “estados de excepción” permanentes, cuando el criterio de la “seguridad” se impone arbitrariamente por sobre el Derecho y la noción de ciudadanía, cuando se nos establece una falsa alternativa entre seguridad y democracia plena; se dice que la lucha contra el terrorismo está en el orden del día y nos compete a todos.

Todas las acciones políticas de oposición, las movilizaciones populares y los quehaceres sindicales, han caído indefectiblemente bajo la sindicación de “terroristas”, si no se amoldan a los intereses de las élites en el poder que claman por la “seguridad democrática” en el plano local y a nivel mundial.

Los sectores políticos dominantes y los manipuladores de la opinión, machaconamente insisten en hacernos ver que “terrorismo” es sólo aquel que aplican los individuos o los pequeños grupos de oposición armada, pero el sistemático empleo de la fuerza, de las armas de destrucción masiva y la escalada de acciones genocidas que practican los grandes estados de Occidente contra los pueblos del mundo, son eufemísticamente denominadas “intervenciones armadas”, casi siempre de índole humanitaria y preventiva y que las considerables muertes de civiles son simples “daños colaterales”.

El terrorismo hoy, como lo expresa Peter Sloterdijk, es una forma de la cultura del entretenimiento, en la que los terroristas cuentan con la complicidad garantizada del sistema mediático. La rutinaria utilización del término “terrorismo”, con todas sus implicaciones y finalidades ideológicas, hace parte de la guerra preventiva que ejecutan los detentadores del poder contra la inconformidad y la insurgencia popular y constituye el preludio de la instauración de un fascismo democrático, en el que el poder de los estados contará con una general aceptación ciudadana.


Julio César Carrión Castro

Publicar un comentario

0 Comentarios