Silencios cómplices y debates pendientes, a propósito del artículo ¿A quiénes sirven los capuchos?


| Por: Colectivo Clase a la Calle |

En respuesta al artículo ¿A quiénes sirven los capuchos? publicado el día jueves 23 de enero, en el portal web El Cronista, los integrantes del proceso social de Clase a la Calle manifestamos nuestro profundo rechazo a los injustos e injustificados señalamientos que hace la columna de opinión respecto a las propuestas de movilización y horizonte político de la actividad barrial. Comprendemos y atendemos el debate político que propone el escrito en principio, sin embargo, es preciso señalar la irresponsabilidad de suscribir de forma taxativa la asociación entre la agenda barrial (Clase a la Calle) y las confrontaciones presentadas el 21 de enero a las afueras del alma mater, comprometiendo a los compañeros y compañeras que hacemos parte de la iniciativa. Puesto que induce al lector a concluir que parte de nuestra agenda es incentivar los desmanes y el tropel.

Con el fin de contra-argumentar las consideraciones insidiosas de El Cronista y elucidar el horizonte político de Clase a la Calle queremos señalar, en primer lugar, que esta iniciativa nace de estudiantes del programa de Ciencia Política de la Universidad del Tolima en asocio con colectivos estudiantiles y organizaciones juveniles del Sur de Ibagué. Pretende ser un espacio abierto, plural y democrático, se le apuesta a la construcción de jornadas de aprendizaje en comunidad que, por medio de encuentros semanales, incentiven la participación político-ciudadana a través de un ejercicio de reflexión conjunta en torno al Paro Nacional y temáticas sociales pertinentes al momento histórico. Asimismo, aspira reunir impresiones, propuestas, inquietudes y el sentir social de las zonas populares de la ciudad ante el paquete de reformas adelantadas por el actual Gobierno Nacional.

Al día de hoy se han adelantado cinco clases, las disertaciones han girado en torno a: Reforma Laboral y Reforma Pensional (Barrios: Los Mártires y El Uribe); La Crisis de la Democracia Liberal (Biblioteca Darío Echandía); Economía, Medio Ambiente, Educación y Derecho a la Protesta (Barrios Ricaurte y Belén). Feminismos y conquistas políticas de género (Plazoleta Darío Echandía).

Para dar claridad y desmentir las malintencionadas y malversadas afirmaciones que se plantean, hablaremos desde el documento publicado en El Salmón Urbano el día 16 de enero:


4. Del encuentro del día 15 de enero se “acordó”, sin ser discutido ni votado, que la movilización el 21 de enero será cacerolazo, tipo concentración, en el Parque Murillo Toro a las 5 de la tarde. Invitamos a participar de dicha concentración con una movilización que salga desde la Universidad del Tolima y que dé mayor visibilidad a la jornada de paro. La consigna que se ha determinado y se coincidió es la exigencia contra el asesinato de líderes sociales, contra las intercepciones adelantada por miembros del Ejército Nacional y la Policía Nacional.

No es cierto lo que plantea el artículo en términos de cumplir la misión, de antemano políticamente planificada”, en medio de la anarquía, la aventura y el desespero”. En coherencia con el llamado a la discusión política fundamentada, propusimos y seguimos insistiendo en una estrategia de movilización masiva en las calles, multicolor, plural, soportada sobre los valores republicanos y democráticos. Por consiguiente, el llamado fue a la movilización de la Universidad del Tolima hacia el Parque Murillo Toro, con el objetivo de participar del cacerolazo.   

En ese sentido, no avalamos, exaltamos o promovemos el vandalismo, ni el que ejerce el poder a través de su aparato estatal, ni el de infiltrados que buscan deslegitimar los justos reclamos de los manifestantesRechazamos cualquier señalamiento que quiera vincularnos con dichas acciones y nos parece extremadamente irresponsable de quienes los pretenden así.

Por otro lado, el mencionado artículo señala, sin reparo alguno, que la iniciativa de Clase a la Calle “hace un llamado colectivo a desconocer al Comité Departamental de Paro, y a reemplazarlos por lo que ellos llaman "procesos de base y asambleas populares" y, de esta forma, apropiarse del movimiento”. 

Entendemos que a algunos sectores les preocupe que la ciudadanía esté generando espacios de debate e intentos de encuentro popularEl miedo a la democracia es un cáncer implantado por varios ciclos de violencia en nuestro país. Por eso entendemos el artículo del portal en el contexto de la ignorancia, que a veces raya en la calumnia y la injuria. 

Acuden a la tras-falacia retórica, en su angustiante búsqueda por hallar responsables, desinformar y mostrar ante el público lector la pureza de su práctica anquilosada. Queremos resaltar y esclarecer que el verdadero llamado de Clase a la Calle a la comunidad universitaria fue a la “apropiación del espacio de Comando de Paro. La disputa por una agenda permanente de movilizaciones amplia, plural, democrática, intersectorial, que vaya contrarrestando la burocracia inerte y premiosa

Lo que oculta el columnista es el llamado de Clase a la Calle a nutrir la discusión política que, para él, se reduce a la discusión de las formas de movilización. No es suficiente la reminiscencia nostálgica sobre la posición de Lenin respecto a las acciones anarquistas durante la etapa pre-revolución Rusa, la desidia de impulsar procesos de asamblea popular también denota un posicionamiento de clase. Sostenemos que el Estado al igual que el Sentido Común es un campo social en construcción, por ende, un escenario de antagonismos, lucha y disputa. En ese orden de ideas, la apropiación del Comando de Paro se entiende como la: “articulación política de los estudiantes con demás movimientos sociales, apostándole a los procesos de base y a las asambleas populares. Con la apropiación del Comando de Paro por las fuerzas democráticas y ciudadanas se impulsará un verdadero procedimiento proporcional, en el que exista deliberación de moderadores y relatores del espacio, intervenciones asimétricas y que estimule procesos políticos comunitarios”.

Así, no existe tal pretensión de “desconocer al Comité Departamental de Paro, y a reemplazarlos, como dice el artículo de El Cronista, por "procesos de base y asambleas populares" y, de esta forma, apropiarse del movimiento”.  No buscamos apropiarnos del movimiento, porque el paro no es cuestión de propietarios, sino de fuerzas democráticas. Hacemos un llamado a comprender la política en su fundamento, en el registro antagónico y de contradicciones, es esta, pues, la expresión democrática por definición y no la apelación ingenua, por demás liberal, al consesualismo universal. Consideramos el Comando de Paro como un escenario legítimo que apoyamos y disputamos desde la arena democrática. Deseamos que se democratice lo mayormente posible, y que en dicho espacio se vea reflejadas las opiniones de todos y todas quienes nos oponemos a las políticas neoliberales del gobierno actual. 

Las señales de angustia ante la propuesta por formar un espacio plural, democrático y proporcional en el Comando de Paro no son nuevas, son la expresión de una conocida zozobra (aspecto en el que coinciden con la derecha) ante la politización de la Sociedad Civil, situación que desborda los márgenes de acción reformista que proponen las viejas fuerzas “revolucionarias”.  

Por otra parte, el artículo señala, alterando palabras, que nuestro: “documento no es claro en cuanto a la dirección del movimiento al elevar una consigna de "Vayamos todos", algo así como una montonera donde todos mandan, nadie dirige y ninguno responde”. Añadiendo que: “Bakunin se les quedó en pañales”. 

Nuevamente, malversa nuestra propuesta “que se vayan todos” a “vayamos todos” y traspone a su interés nuestro enunciado, caricaturizándonos con la figura de Bakunin. Sería respetable la advertencia, si este descalificativo no fuera reflejo de su vacío intelectual y superficialidad teórica. 

Aclaramos que nuestro verdadero llamado fue a: la sensatez: al tiempo oportuno de impulsar las transformaciones ciudadanas y la modernización de la política colombiana, a elevar la consigna ¡que se vayan todos! En referencia a quienes no tengan capacidad de traducir las voluntades cívicas en conquistas democráticas y políticas. 

No cabe duda que no es una confusión menor la del columnista, quizá por desconocer que la consigna ¡que se vayan todos! hizo parte de la movilización social en Argentina en 2001 y que lanzábamos dicha consigna como significante, como eje articulador del conjunto de actores y movimientos sociales que se sienten interpelados por una demanda y reivindicación común. La construcción de esta demanda devela la capacidad del núcleo común demandante de evidenciar la extenuación de los dispositivos bajo los cuales opera el orden institucional y el despliegue administrativo. 

Para finalizar, es pertinente aclarar que uno de los objetivos centrales (por tanto, horizonte de acción) de las jornadas de aprendizaje de Clase a la Calle es politizar (en el sentido del debate teórico sobre Cultura Política) el conjunto de ciudadanías locales. Lo anterior con el ánimo de soportar teórica y programáticamente nuestra iniciativa. Consideramos que, más que sociabilidad política, el sentido del momento histórico precisa de la politización de las multitudes. Dicho sentido debe ser interpretado, movilizado y cristalizado en conquistas sociales y democráticas. 

En ese orden de ideas, la politización, como propósito político, refiere a un momento de Estado Ampliado sobre el que Gramsci piensa el Estado moderno. Momentos constitutivos en los cuales la Sociedad Civil empieza a politizarse en algunas instancias y se expande más allá del núcleo burocrático-militar del Estado guardián. Por politización se entiende, entonces, la práctica, no desde el Estado, sino por grupos subalternos no dominantes que se organizan para participar de la vida política, contrarrestar la hegemonía en ciertos casos, o respaldar el orden constituido y reproductor del Estado. 

En términos generales, las formas de organización y constitución de la Sociedad Civil son formas de politización. Organizar la indignación aparece como una de nuestras principales apuestas. Caracterizado lo anterior, otra idea que subyace en la creación de diálogos con la sociedad civil es la proporción de herramientas hermenéuticas para interpretar y agenciar el malestar social. He aquí la intención de comprender el panorama social para avanzar en una agenda permanente, intersectorial, amplia e inclusiva de movilización social. 

Concluimos reiterando nuevamente nuestro llamado, lejos de cualquier inoperancia y premiosidad burocrática, a construir el frente amplio por la transformación social, que reivindique las banderas políticas del campo nacional-popular. No hay libertad sin escuela pública. No hay libertad sin oportunidades, si no se llega a fin de mes. Construyamos una agenda permanente de movilizaciones, plural, democrática, intersectorial, articulándonos a las energías de las calles y a los anhelos populares.