La Oficina decide quién vive o quien muere en el Valle de Aburrá: Habla exintegrante de esa estructura (Primera Parte)


La Agencia de Prensa Análisis Urbano tuvo la oportunidad de dialogar con un exintegrante de la denominada Oficina del Valle de Aburrá, también conocida como Oficina de Envigado.

Alias Marcos, como lo hemos llamado para proteger su identidad, nos contó cómo fue su paso por esta estructura criminal y cuáles eran y son las actividades que desarrolla este grupo colegiado no solo en Medellín, sino en gran parte del territorio antioqueño. Ahora, después de trasegar por una década en esa agrupación ilegal, en la que manejó un mediano perfil, se retiró y ha estado realizando otras actividades.

“Toda mi juventud”, dijo. En esos diez años se dedicó principalmente a la extorsión (mal llamada vacuna). También, confesó, fue coordinador de plazas de vicio, del control, la distribución, la venta de estupefacientes en pequeñas cantidades, para lo cual contaba con cinco o seis jóvenes que estaban a su disposición.

Respondió afirmativamente cuando se le preguntó si la Oficina realmente existe. Esto porque en diferentes oportunidades algunos funcionarios de la institucionalidad han negado la existencia de ese cuerpo colegiado. “Existe y en este momento está adquiriendo mucho más poder. En algunos barrios hay armamento que ni la Policía tiene”, declaró.

Añadió alias Marcos que la Oficina se reúne cada cierto tiempo para decidir quién vive o quien muere en la ciudad. “Se llega a una mesa de reunión en la que se evalúa si la persona sí se muere, si se va desplazada, si deja la casa o si paga una multa y cosas así”, expuso.

En cuanto a la extorsión, explicó: “Si en un barrio se paga la vigilancia, que es casa por casa, se cobra cada ocho días mil o dos mil pesos por la supuesta seguridad. También en los almacenes, carnicerías, tienen que pagar cuota cada ocho días.

Algunos establecimientos pagan cuotas que pueden llegar a un millón. Hay partes en las que se cobra cinco millones por establecimiento. Y si alguien quiere construir, si en un barrio van a hacer una construcción, tienen que pagar por descargar el material, por el espacio que ocupa la volqueta. Y cosas así”, detalló.

Según su relato, por concepto de extorsión, una vivienda paga entre mil y cinco mil pesos semanales, una tienda entre cien y ciento cincuenta mil pesos semanales y supermercados hasta $300 mil semanales. Para las grandes constructoras que adelantan proyectos de una torre o dos, el cobro es mensual. A empresas como Postobón, aseguró alias Marcos, se les realiza diferentes clases de cobro, según se acuerde con la misma empresa: cada que va el carro distribuidor o de forma semanal o mensual. También paga el carro de la cerveza, el de la leche, el del gas, el que distribuye las arepas, los dulces, la confitería. Cualquier producto que se comercialice en los barrios. ¿Por qué no se conoce? “Porque las empresas no denuncian ni dicen nada, solamente pagan su vacuna callados y ya”, sostuvo a. Marcos.

Ni las empresas ni las víctimas denuncian. ¿Por qué no denuncian? “Porque la Policía hoy en día está de la mano con los combos. Entonces a la ciudadanía le da miedo porque me ha tocado ver y he sido testigo de que en fiestas con policías ellos nos avisan cuándo hay allanamientos, nos dicen que estemos pendientes o ellos capturan a un integrante de otro combo y no lo judicializan sino que nos lo llevan a nosotros, se lo llevan a otro combo y cosas así”, afirmó alias Marcos.

-¿Es cierto que los constructores o la mayoría de constructores tienen que entregar apartamentos para que los dejen construir?

-Sí, apartamentos o en algunos municipios se les cobra la plata. Me ha tocado ser testigo de cuotas de 200 y 300 millones de pesos por dejar hacer un apartamento, una torre. O dicen no recibimos el apartamento sino que consíganos $300 millones o dejemos eso en $250 millones.

-En la ciudad se adelantan muchos proyectos de construcción. ¿Qué hace el crimen urbano con esos apartamentos que recibe por concepto de extorsión?

-Por ejemplo, dentro de la organización hay gente que no tiene familia ni dónde vivir y la organización les cede un apartamento, un apartamento amoblado, o les da un carro o motos.

-¿Son muchos apartamentos?

-Demasiados. Está por todo Medellín y fuera de Medellín. Es en todas partes que las constructoras están obligadas a dar apartamentos.

-¿El transporte público paga vacuna, extorsión?

-Sí, claro, el transporte público paga, pero ya eso es con los grandes jefes que se hace la condición. Eso ya es por empresas. Hay rutas que les da miedo y mejor pagan su vacuna. Los dueños del transporte pagan, aunque hay partes en las que el conductor es el que paga su vacuna.

-¿Cómo es el tema el tráfico de drogas?

-Todo lo que tiene que ver con la marihuana, con el perico. Yo era el encargado de que no faltara nunca vicio en las plazas y que siempre estuviera frecuentemente el vicio.

-¿Cuántas plazas de vicio hay por barrio?

-Depende. Si es un barrio grande, hay barrios en que hay siete, ocho plazas, como hay barrios chiquitos en los que solamente hay dos plazas: marihuana y perico. También hay barrios donde se vende bazuco, esto porque no en todos los barrios dejan vender bazuco.

¿Por qué no dejan vender bazuco?

-Porque es muy alta la adicción de la gente. Se presentan muchos robos y la misma comunidad no permite que haya esos vicios dentro de los barrios. Y sin comunidad es muy duro.

-¿Y la heroína?

-Heroína no. No en todos los barrios la permiten. Es muy exclusivo el barrio donde permiten vender eso.

-¿Y el vicio de moda, el tucibí?

-Sí, ese vicio está pegando y está moviendo bastante en todos los barrios. Más que todo en fiestas, en discotecas. Pero hay barrios donde la están dañando, están vendiendo un producto que no es tuci.

-¿Cómo dañan el producto?

-Por ejemplo, dicen que es tuci y lo mezclan con cosas raras, como cal, tinta rosada, muchos químicos que no son tuci, por ejemplo xilocaína (anestésico local) para que cause entumecimiento. Le hace daño a las personas, pero ellos con tal de que dé plata no piensan en eso.

-Análisis Urbano sostiene que en Medellín hay unas 800 plazas de vicio. Fiscalía dice que pasan de mil. ¿El dato está errado?

§  Yo creería que son más. Ahora en Medellín hay muchas plazas. Por ejemplo hay barrios donde el hijo de un “duro” puso su plaza de vicio, o un amigo de otro “duro” que le pide permiso para poner su plaza en otro barrio y le dan el permiso. Amigos, familiares, allegados de los “duros” también montan sus plazas de vicio. Esto ha hecho que crezca el número de plazas.
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-¿Se gana mucho dinero con la droga?

-Sí, claro. Entran millones y millones. Yo estaba encargado de dos plazas que diariamente, de un turno de seis de la mañana a seis de la tarde, se liquidaba entre $1.200.000 y $1.300.000.

-¿Hay gente de la Oficina que no es conocida por las autoridades?

-Sí, claro. Hay gente que es invisible, nadie los conoce, ni los mismos miembros de la organización. Quienes están más arriba son gente invisible. Hay barrios en que usted recibe órdenes. Por ejemplo le robaron una moto y empiezan a contactar gente que usted nunca ha oído y hacen entregar una moto. O en el caso de un homicidio, hay gente que vela para que esa persona no se mate o cosas así. Y eso se escuchan autorizaciones (sic) de gente que uno no conoce, que tiene que dejar la cosa quieta.

-Con el cambio de gobierno en Medellín, Envigado, Itagüí, ¿la Oficina pierde poder?

-Sí perdió poder, pero la Oficina todavía tiene su gente y sus contactos dentro del gobierno y dentro de las entidades públicas.