| Por: Luis Orlando Ávila Hernández* |
Apenas llegada las 8 de la noche del día de elecciones, el empresario e inusitado rebelde de la ultraderecha que colapsa en el Tolima, Rubén Dario Correa, reconocía al nuevo alcalde, indiciado Andrés Hurtado, eximio representante de esa famiempresa electorera, sus clanes y sus oscuras alianzas, que se enriquecieron con los dineros públicos del departamento del Tolima, es decir de todes.
Lo
que viene del nuevo gobernante para la ciudad, ya es libreto repetido:
empoderamiento de ignotos contratistas, traiciones entre las sectas
ultraderechistas que le subsidiaron y como lo decían (insinuaban) sus vallas
publicitarias: la preocupante fecha de arranque de su oscuro arte de la
seguridad ciudadana (las imágenes de policías cuyo rostro deliberadamente
ensombrecido, cubrían la espalda del entonces candidato).
La
famiempresa electorera y su diletante comportamiento con lo más granado del
fascismo criollo, desde la temible presidencia del 2002, no augura nada bueno tanto en la Alcaldía como en la Gobernación, es decir la desigualdad
entre nosotros (indice Gini) jamás bajará del casi 0,5 a donde por décadas
astutamente estas elites del famiempresariado politiquero, sus clanes y sus
oscuras alianzas la han sostenido al alza, para mantener su statu quo
sobre los pobres a los cuales engañan.
Mas lo cierto es que la ultraderecha que
sostiene a estas famiempresas electoreras, empieza a colapsar en Ibagué y el
Tolima.
En Ibagué, el saliente alcalde Jaramillo
vendiéndose como socialista en 2015, llegó con al menos 63 mil votos, muy por
encima de los apenas 46 mil con los que llega el señor Hurtado y su poderoso
empresariado electorero de los clanes ultraderechistas entre los que se destaca
el del señor Oscar Barreto y su oscura alianza con el uribismo terrateniente
del Tolima.
Los 220 mil votos con los que hoy llega el
emulo del señor Barreto, el también indiciado Ricardo Orozco, apoyado
(financiado) de paso por todos los clanes de la ultraderecha criolla que
invirtieron de la misma manera para el señor Hurtado, difieren y bastante de
los 229 mil que su imagen espejo sacara en 2015.
Caso contrario, el voto en blanco para
Gobernación en 2015 pasó de 50 mil votos frente a los 627 mil votos totales, a
la onerosa cifra de 75 mil votos frente a los 569 mil votos totales en
2019.
Es decir que mientras en 2015 para la
Gobernación del Tolima, de cada 100 votos totales, ocho fueron en blanco, en
2019, hoy, esta relación crece gratamente al punto que de cada 100 votos
totales, 13 fueron para nuestro constitucional derecho a oponernos a que sigan
enriqueciéndose las famiempresas electoreras, sus clanes y sus oscuras alianzas.
De la misma forma sucedió en Ibagué: en 2015
el voto en blanco alcanzó 11 mil votos frente a los 222 mil votos totales, en
tanto que hoy en 2019, de los 228 mil votos totales, 24 mil votos fueron en
blanco. Es decir en 2015 de cada 100
votos totales, cinco fueron en blanco, hoy 2019 de los mismos 100 votos
totales, 11 fueron en blanco.
En esencia, mientras las famiempresas
electoreras, sus clanes y sus oscuras alianzas, alcanzan la alcaldía de Ibagué
con un colapso en disminución de votos del 26,9% comparando 2015 a 2019, en ese
mismo orden cuando retoman la Gobernación del Tolima lo hacen con la
estruendosa perdida en el colapso mayor del 4% de lo logrado en 2015 frente a
hoy 2019, máxime si eran gobierno.
No obstante aunque con la ultraderecha retoman
el poder en la alcaldía de Ibagué y en la Gobernación del Tolima, pierden
paulatina y escandalosamente votantes y de paso su legitimidad para gobernarnos
a todes hasta 2023.
Por tanto el indudable e irrefutable triunfo
del voto en blanco en Ibagué y el Tolima habla por si solo: al aumentar el 50%
para la Gobernación en proporción de lo logrado en 2015 frente a 2019, mientras
que para la alcaldía de Ibagué el aumento en 2019 fue del 100% en proporción a
lo logrado en 2015.
(*) Ingeniero agrónomo, propietario de la ex Tienda Cultural La Guacharaca.