La Paz en guerra permanente


| Por: Libardo Sánchez G*. / El Viajero y su Sombra |

Paz en términos generales es sinónimo de armonía, equilibrio, equidad y/o ausencia de guerra; pero desde el punto de vista de la organización social  es un término que significa cosas distintas y, aún, contradictorias. Para las clases que detentan el poder hay paz mientras no se atente contra sus privilegios, y para el resto de hombres y mujeres, la paz consiste en la igualdad de oportunidades para el acceso a la educación, a la vivienda, a la salud y seguridad social, así como la remuneración justa del trabajo.

Avanzar en la transformación social hacia sociedades más igualitarias ha dividido al mundo, unos piensan que se puede y debe hacerse por medios pacíficos y otros consideran que la trasformación social sólo es posible revolucionariamente, pensadores como Karl Marx desde el materialismo científico y Van Pope, que nada tiene que ver con la izquierda, sostienen  que el cambio de cualquier paradigma siempre es “revolucionario”. Todos los esfuerzos del poder mundial se centran en mantener la inamovilidad social. Las luchas por simples mejoras sociales son consideradas como actos de guerra propiciados por terroristas, de hecho esto ha dado origen al concepto “del enemigo interno”, asunto que explica el asesinato de líderes sociales y defensores de derechos humanos, así mismo lleva al imperialismo gringo a cometer actos de barbarie, a  invadir naciones y a realizar  bloqueos comerciales e incluso navales de países como Cuba y Venezuela.

 El modo de producción de libre mercado o capitalismo, que impera en todo el mundo salvo de manera parcial en Corea del Norte y Cuba, privilegia la acumulación de riqueza a través de la competencia más no de la cooperación. Tanto la acumulación como la competencia son fuente permanente de conflictividad, más si dicha acumulación se queda en manos  del 1% de los seres humanos, la llamada burguesía. Así  mismo, este 1% no solo concentra  el poder económico sino el poder político el cual les permite manejar al mundo a su antojo.  Al   resto o sea al  99% de hombres y mujeres  se les agrupa en una variopinta gama de estratos sociales,  en Colombia  los   estratos van del 0 al 6.   Por otro lado, quienes  pertenecen al  1% son los únicos que pueden vivir de la renta,   los demás, como común denominador, para subsistir tienen que trabajar. Si bien algunos poseen propiedades como casas, carros y fincas, no por eso hacen parte de los ricos, pues de todas maneras  si no trabajan no comen. En la cúspide del 99%   se  ubican   los estratos 4, 5 y 6, y constituyen la llamada pequeña burguesía. Su obsesión por  ascender al  grupo del 1% es latente, pero casi ninguno lo logra por el contrario la mayoría va descendiendo paulatinamente hasta llegar  a los  niveles   inferiores. Las luchas de la pequeña burguesía se limitan a movimientos de tipo feminista o en defensa del medio ambiente, las cuales no atentan contra el Statu quo, por el contrario   distraen las verdaderas luchas populares.   A otro subgrupo se le ubica en los estratos 1, 2 y 3 este  no posee medios de producción tan solo cuenta  con su fuerza de trabajo, la llamada clase proletaria, y son  quienes realmente crean  valor, pues sin su trabajo los bienes no tendrían valor alguno, de igual manera la clase proletaria es la llamada hacer avanzar la sociedad mediante la lucha revolucionaria, pero   dado que tienen acceso, aunque precariamente, a salud, seguridad social,  vivienda y educación y pueden consumir alimentos con regularidad, se olvidan de su papel de clase protagónica de la transformación social,  y se convierten en los principales defensores del statu quo. La  mayoría de seres humanos pertenecen al estrato 0, no poseen absolutamente  nada ni siquiera  conciencia de clase, y su fuerza de trabajo no genera   valor alguno, pues  hacen parte de los ejércitos de desempleados.  No obstante, en Colombia si mediante el “rebusque” alguien obtiene ingresos superiores a doscientos mil pesos deja de ser pobre, y la misma persona no admite  ser pobre. 

La  acumulación de riqueza en el sistema capitalista sigue la línea de la llamada “equidad paretiana”, Wilfredo Paretosostiene que: “para mejorar la condición de un individuo es preciso desmejorar la de otro”. Esta premisa genera dentro de la sociedad todo tipo de violencia dando lugar a una lucha de clases permanente. Por lo corto de este escrito no se analizan los diversos tipos acumulación (ahorro, apropiación, expropiación, plusvalía, etc.)  Pero sí hay que señalar que el 1% acumula riquezas apropiándose de los recursos naturales de todo el planeta así como de la plusvalía (lo que deja de pagarse a un trabajador) de los trabajadores del orbe.

Las sociedades son cuerpos vivos y por lo tanto evolucionan y  se  transforman permanentemente, no obstante, se sostiene que el capitalismo llegó “al fin de la historia”, y  la inmovilidad es un axioma, pero la conflictividad entre el capital y el trabajo, es decir, entre el dueño de los medios de producción (capital, tierra, tecnología) y los asalariados, se da de manera permanente y así será hasta que desaparezcan las diferencias entre ricos y pobres.  Luego  la pregonada   armonía entre poseedores y desposeídos es solamente una ilusión de los hegemones.  Sus privilegios seguirán viéndose amenazados hasta que la democracia sea una  realidad. En   algunos  países se han llevado a cabo guerras para hacer avanzar la sociedad hacia organizaciones sociales más equilibradas, como ocurrió,  entre otras naciones, en la  Rusia zarista, China, Cuba, Vietnam y Corea. En estos países si bien no se ha avanzado a un modo de producción plenamente igualitario sí hay más equilibrio social lo que implica menos conflictividad. Y  en Colombia  perdura la guerra civil interna por más de 60 años tratando de remover el viejo modelo.

En el seno del capitalismo se da otra  actividad delictiva ajena  a la    lucha de  clases,  y es inherente al modo de producción capitalista.     El futuro incierto lleva al individuo a que, para acumular riqueza, tenga que recurrir al delito. El modelo estimula  actividades delictivas    muy lucrativas como el narcotráfico, la trata de personas, el tráfico de armas,  alteración de medicamentos (60% en los países desarrollados)  y  robo del dinero destinado a la salud por parte de los prestadores particulares.  Existen otros delitos igualmente lucrativos, pero sin tanto riesgo, como  los llamados de cuello blanco cometidos por   funcionarios públicos, contratistas y políticos. Es claro que en una sociedad donde existiera  equidad y el Estado proveyese  bienes y servicios y no se permitiese  la acumulación exagerada de riqueza nadie se vería tentado a cometer delitos relacionados con la apropiación de bienes. 

Otra característica del modo de producción capitalista es que los delitos,    generalmente,  se cometen entre iguales, los estratos 5 y 6 se roban entre ellos, por ejemplo, el caso INTERBOLSA,  es claro que un estrato 1 no está en capacidad de jugar en la Bolsa. El  robo de residencias y autos así como los robos virtuales  se llevan a cabo principalmente en los estratos 3 y 4, y son efectuados por individuos con buen poder adquisitivo, pertenecientes a los mismos niveles sociales.  Esta es la corroboración de la Ley de la equidad Paretiana, unos mejoran su posición a costa de los otros. Los delitos relacionados con la apropiación de bienes    son una de las pocas formas de ascender de nivel social.   Otra  manera de ascender es mediante un golpe de suerte, como el ganarse la lotería. También, hay posibilidad de ascender en la pirámide social gracias a la herencia genética,   caso de los artistas y  deportistas. Definitivamente a la   cúspide social, fuera de los “golpes de suerte”, se puede llegar mediante el delito entre ellos la  corrupción efectuada  por los funcionarios públicos en contubernio con agentes privados. La corrupción se podría decir que es el colmo de la Equidad Paretiana, pues se trata de la apropiación de los bienes de  todos por parte de unos pocos.

La conflictividad o, mejor, los delitos comunes en el seno de los estratos bajos, tiene otro tipo de connotación, pues no se trata de acumular riqueza sino de sobrevivir. Un hombre o mujer desempleado para no ver morir de hambre a sus hijos   tiene que  robar a sus congéneres.  El  estado soluciona las necesidades de la gente,  recurriendo  a medidas represivas, pero dado que se trata de un aspecto estructural del modelo socioeconómico, la acción punitiva no sirve de nada, las miles de cárceles regadas por todo el país están sobrepobladas de transgresores, jamás habrán suficientes sitios para meter a la  gente que roba por hambre ni  aquellos que lo hacen para mejorar su posición social. Así mismo la venialidad de los encargados de impartir justicia es otro de los fermentos de la actividad delictiva.

El capitalismo ha llegado a su última fase denominada IMPERIALISMO, que consiste en la monopolización de los medios de producción a manos de un puñado de corporaciones, bancos y empresas transnacionales. Para mantener el dominio global el imperialismo dispone por un lado de millones de hombres en armas y tecnología militar sofisticada, por otro lado lleva acabo la llamada guerra sicológica  con la cual influye sobre la mente y la conciencia  de las personas. Para adelantar  la guerra sicológica dispone del aparato judicial, la educación como correa ideológica  transmisora de  sus intereses de clase; también, cuenta con los medios de comunicación, como la televisión, la radio, la prensa, las redes sociales y, en su conjunto, con las denominadas TIC. Así mismo los ejércitos de carácter legal son apoyados por otro tipo de fuerzas    paramilitares. Los paramilitares le efectúan el trabajo sucio a las fuerzas del orden, en Latinoamérica estos son creados de acuerdo a las instrucciones del Comando Sur norteamericano. En Colombia, los paramilitares y agentes del estado son los principales responsables del asesinato de  líderes sociales, defensores de derechos humanos, líderes estudiantiles, reclamantes de tierras y educadores. Así mismo realizan la llamada “limpieza social”, la cual consiste en eliminar en el campo a los ladrones de las haciendas (abigeato) y en la ciudad a los “habitantes de calle”, pues estos afean la urbe y espantan a los inversionistas extranjeros. Nada se sabe acerca de los integrantes de los grupos  de limpieza social, como las Águilas Negras,  lo que lleva a pensar  que  hacen parte de las fuerzas de seguridad del Estado, por lo menos la fiscalía, a través de su cuerpo de investigación CTI, no ha podido dar   a conocer el nombre de uno solo de ellos.

Lo cierto es que la democracia occidental se ha construido en torno a un modo de producción el cual no ha podido solucionar los problemas de la mayoría de la población mundial, por el contrario día a día aumenta el hambre y la miseria; la gente empobrecida en campos y ciudades está sujeta a una permanente tormenta de tormentos. Para citar dos ejemplos nada más, en EEUU de Norteamérica, cuna del imperialismo, se dice que existen alrededor de cien millones de hombres y mujeres en estado de pobreza extrema los cuales habitan en los andenes, bajo los puentes  y en las alcantarillas de las grandes ciudades, conformando un verdadero mundo subterráneo. La  ONU  dice que en Colombia     a diario mueren por inanición cerca de diez personas. La pregunta es, ¿este es el modelo socioeconómico que debemos defender? Si es así la  paz, como el estómago de la mayoría de los seres humanos, tendrá que vivir en guerra permanente. 

*Mv. U.Nal.  Msc. UPJ.  Ex catedrático universitario.