Los acuerdos firmados en el refugio humanitario de Ciudad Bolívar


 Después de unos cuantos días de instalación del campamento humanitario por la vida, la paz y la vivienda digna en Ciudad Bolívar (Bogotá), líderes del movimiento y funcionarios de la Alcaldía firmaron un acuerdo de “desalojo negociado” muy parecido a los acuerdos de Paz de la Habana.

| Por Carlos Castaño Martínez* |

 

El lunes 21 de septiembre del año 2020, atendiendo el llamado de varias organizaciones sociales, decidí participar del refugio humanitario en Villa Gloria, localidad de Simón Bolívar, en la ciudad de Bogotá.

 

La instalación del refugio, se inició a las 9 de la mañana, con una marcha de unas 500 personas desde la Alcaldía menor de ciudad Bolívar hasta el lote en Villa Gloria. Media hora después de habernos instalado en el lote, llego la primera ayuda de parte de la alcaldía, un grupo de mercenarios del Escuadrón Móvil Antidisturbios ESMAD (1) de la policía nacional al servicio del sistema opresor.

 

Policías financiados con los impuestos que pagamos todos los colombianos. Por supuesto, el lote donde se instaló el refugio, es una de tantas propiedades privadas. De acuerdo a lo dicho por quienes conocen el sector, el lote es propiedad de Forero Fetecua (2), quien fuera un reconocido politiquero de Bogotá.

 

En este territorio de resistencia, llamado refugio humanitario, había comunidad Raizal, Indígenas Pijaos del Tolima, mujeres cabeza de hogar, campesinos, viviendistas y demás comunidades, en su gran mayoría población desplazada. La misma condición que me ha tocado padecer por cerca de dos décadas. Desde el año 2001 al 2020, he sido desplazado por el conflicto social y armado en dos ocasiones, sin que, hasta el momento, haya sido reparado por el Gobierno que se ufana de hablar de Estado Social de Derecho, de Democracia, paz y justicia.

 


¿Hasta cuándo los colombianos, vamos a seguir permitiendo, que el gobierno siga malgastando los recursos públicos en represión y no en solucionar los enormes problemas sociales que padecemos millones de ciudadanos? En tiempo de pandemia, el gobierno ofreció y prometió millones, representados en auxilios y bonos alimentarios de los cuales a muchas familias nunca nos llegó. A eso me quiero referir, cuando al refugio humanitario llegó la represión, apenas media hora después de haber llegado al lugar. En 6 meses de pandemia y encierro obligatorio, a mi casa nunca llego el tal mercado prometido por los politiqueros y mucho menos el auxilio de $ 178.000.

 

Motivado por tanta demagogia, y de ver tanta injusticia que se comete contra el pueblo excluido y explotado por estos miserables lacayos, participé en el campamento humanitario con el ánimo de exigir una solución a los graves problemas que estamos afrontando.

 

Problemas que se hicieron más evidentes con la pandemia, ya que muchas familias perdieron su empleo, hoy escasamente sobreviven con la venta de tinto, ilusiones, solidaridad y caridad de la gente. Miles de familias en Bogotá sin empleo y sin recursos para pagar un arriendo fueron lanzadas a la calle y hoy enfrentan una verdadera crisis humanitaria.

 


Mi hogar es un ejemplo de ello, los pocos recursos que logramos conseguir, se invierten pagando recibos de servicios públicos costosos, y para comida lo que se logre conseguir con solidaridad de algunas personas. Esa misma situación la están viviendo millones de familias a lo largo y ancho de la geografía colombiana.

 

Movidos por todos estos problemas, al campamento humanitario fueron llegando más y más familias que, ilusionados por una vivienda, iban demarcando sus lotes donde soñaban construir una casa de cartón, de latas, esterilla, tablas o de “pura paja”. La esperanza, como decía Bolívar, iba creciendo como crece la sombra cuando el sol declina. El día martes, en el campamento ya había 2.000 personas, el tercero unas 3.000 y el cuarto día al menos unas 3.500.

 

Desde el día lunes se iniciaron diálogos con representantes de la alcaldía, con presencia de funcionarios de la defensoría del pueblo y de la personería para evitar que se fuera a reprimir al pueblo desposeído que estaba dentro del refugio humanitario. A este justo reclamo social se le debe adicionar la nefasta participación de los gestores de paz de la alcaldía, que más que gestores de paz, muchos de ellos, son sapos que están más del lado de la institucionalidad que del mismo pueblo al que pertenecen.

 


Los líderes se reunían varias veces al día para evaluar el desarrollo de la protesta, además comunicaban problemas que se presentaban en algunos lugares que no estaban dentro del área del lote donde nos encontrábamos las personas que hacíamos parte de las organizaciones convocantes. De hecho, en el lugar, hicieron presencia el lunes en la tarde noche, algunos de los llamados tierreros(3) que fueron sacados por la Guardia Pijao.

 

El día miércoles 23 a las 11 de la mañana, el Escuadrón Móvil Antidisturbios ESMAD de la policía nacional intentó ingresar al Campamento, algunas personas fueron golpeadas por la Bestia estatal. El día jueves, mientras los Líderes se reunían con funcionarios de la Alcaldía y otras instituciones, la Policía cerco todo el lugar. Como quien dice, si no aceptan las migajas que se les ofrece, bala, garrote y bombas recibirán.

 


El mismo día, hacia las 2:30 pm, le pregunte al compañero y líder Oscar Salazar, cuénteme cómo va la situación, me dijo: “toca recoger los cambuches porque nos vamos”. Se hicieron unos acuerdos, vienen unos funcionarios de la Alcaldía a hacer una encuesta a todos los que están en el campamento. Se negociaron unos recursos para pago de arriendo y bono alimentario. La negociación para la vivienda Digna quedo pendiente para seguir la negociación.

 

A las 3 de la tarde, se hicieron presentes los funcionarios de la Alcaldía, empezaron a hacer las encuestas por organizaciones. La verdad, se me hizo muy raro que la negociación se hubiese hecho tan rápido, sobre todo porque el día jueves había mucha más población en el Campamento humanitario.

 

Llevo muchos años en la lucha social, he sido testigo de muchos engaños que han hecho los Gobernantes al Pueblo. El desplante a los Indígenas y campesinos son apenas un ejemplo de la farsa del Gobierno. No es que yo sea ave de mal agüero, pero se me hace, que esta negociación, es una fotocopia de los acuerdos de paz que se negociaron en la Habana entre el Gobierno y las FARC, es decir otro engaño más para el Pueblo excluido de Colombia.

 

Texto y fotografías: Carlos Alberto Castaño Martínez.

 

* El autor, luchador social y víctima de desplazamiento forzado, es el creador y expositor de la Galería de la Memoria.

 

Referencias:

 

(1)  El Esmad es un organismo antidisturbios que fue creado en 1999 durante el gobierno de Andrés Pastrana en uno de los periodos más agudos de la guerra en Colombia. Depende de la policía y está adscrito al ministerio de Defensa.

(2)  Rafael Forero Fetecua, político colombiano,  de quien se decía que era urbanizador pirata, pero al mismo tiempo ponía una votación muy importante en Bogotá, que ayudó a elegir a Virgilio Barco en 1986.

(3)  Tierreros –delincuentes- que se dedican a robar predios públicos, principalmente en zonas de riesgo, para lotearlos y venderlos a ciudadanos incautos– han ocupado la atención de las autoridades distritales.

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