Borrando con el codo: Gobernador del Tolima y alcalde de Ibagué subyacen ante el partido de los gremios


| Por: Luis Orlando Ávila Hernández* |

El aplazamiento de pagos, la exoneración y las ayudas del Estado tienen que ser para los que nada tienen o tienen muy poco.  Esa es la función del Estado.  Incluir en medio de esta crisis humanitaria que genera la pandemia y las medidas de aislamiento, a los poderosos integrantes del partido de los gremios regionales (encabezados por la diletante Cámara de Comercio) no solo es un exabrupto social sino que puede ser un acto penalizable por la justicia criminal colombiana.

Disfrazados con su mameluco de ocasión y utilería, el partido de los medios ibaguereños (entre estos los de propiedad de la Ñeñe política local y costeña), los poderosos y más ricos de la ciudad y el departamento, pescan en rio revuelto.

En actitud solo comparable al de una bandola, esperaron el momento oportuno en que los mandatarios de Ibagué y el Tolima tomaran medidas acertadas de aislamiento y prevención de contagio masivo protegiéndonos a todes (incluidos estos espurios ciudadanes que todo lo tienen), para con su suirirí más rentable y efectivo, el impuesto predial, arrinconar a los mandatarios que supieron enfrentar al ilegitimo presidente señor Duque, pero al contrario, subyacieron de súbito supino a la mansalva, primero mediática y luego directa, del partido de los gremios dirigida a que la ciudad y el departamento les eximiera o postergara sus pagos de impuestos y tributos, como lo lograron y que bastante falta hacen ahora que el gobierno nacional, en igual actitud carroñera, por decreto, se apropia de los dineros de los más ancianes pensionados locales y departamentales.

¿Pero quienes conforman el partido de los gremios que entre el hambre y el desosiego  generalizado, saca lucroso provecho, para desmedro de los recursos que la ciudad y el departamento hoy necesitan para ayudar ya a los más pobres?

Sobresale en el sitial de la avaricia ante lo público, la Cámara de Comercio, que inmisericorde si cobrará en su tiempo y valor exacto su impuesto privado (que no ayuda a nadie ni revierte un solo centavo, lo que si hace y exigen del Estado para su lucro) a los tenderos, panaderías de barrio, zapateros remendones y vendedores de minutos, entre otros de los más pobres de la ciudad y la región, a los que se les obliga cada año con esta alcabala que se inventaron y que solo beneficia al partido de los gremios (una prueba: los registros de prensa acerca de la elección de su junta directiva, una gallera queda en pañales).

Le secundan la franquicia local de Fenalco (gremio que coincidencialmente solo aparece en la campaña electoral de reelección presidencial), el Comité de Cafeteros (que no sus pequeños productores cuyo única retributación es poder votar), el Comité de Ganaderos, los empresarios del chance y casinos, los empresarios de los rentables chat de pornografía virtual (ahora con asiento decisorio en el Concejo de la ciudad), Camacol (incluidas poderosas constructoras asociadas foráneamente), la banca local, Fedearroz, Cotrautol, Expreso Ibagué, Logalarza, los oligopolios de taxis, la Universidad de Ibagué y las demás privadas que mercadean títulos, la asociación de iglesias evangélicas, la arquidiócesis de Ibagué, los mayoristas de las plazas de mercado, entre los más visibles, pues existen recién llegados con más poder económico, pero con menos ganas de visibilizarse.

El partido de los gremios está obligado a pagar sus impuestos y tributos sin excepción o perentoria alguna, pues como reza la máxima del capitalismo europeo, quien más gana más paga.

Es más, si de verdad pensaran en el bienestar de la ciudad en esta pandemia que no se sabe cómo terminará, por puro humanismo, renunciarían solo por este año a las decenas de excepciones y gabelas que han logrado para enriquecerse aún más con la complicidad de las famiempresas electorales y el mameluco del partido de los medios.

Años de vender el mensaje de su imprescindible mesianismo para la ciudad y la región, a través de su órgano de matrices académicas, su Universidad de Ibagué, han disfrutado a manos llenas del dinero del Estado de Ibagué y del Tolima, para abrumarnos alucinadamente de conferencias, sabáticos y cum laudes perorando la bondad de la competitividad y de la reducción del Estado, esencia del neoliberalismo que acabó la salud pública para sus EPS, hoy haciendo mutis por el foro, sin que haya Fiscalía General de la Nación para estos bribones vestidos de empresarios médicos.

Hoy, sin vergüenza alguna, escondidos entre los gritos de hambre y desespero de los más pobres de la ciudad y los municipios, reclaman y exigen el regreso protector y subsidiario del Estado, el mismo que ayudaron a desmontar con sus presidentes desde Cesar Gaviria hasta hoy.

El gobernador del Tolima y el alcalde de Ibagué, poco les duró su arranque en la defensa de los ciudadanes.

Temerosos del poder del partido de los gremios y su mameluco, el partido de los medios, que solo unos meses atrás conjuntamente lograron, con todas las formas de lucha, tumbarle a la Alcaldía de uno  de los suyos, el señor Jaramillo, quizá el más justo de los impuestos: el impuesto a la propiedad, sea urbana o rural, más en esta última, donde el partido de los gremios ha logrado disfrazar de campesinas a sus extensas haciendas, ganaderías, sus casaquintas y sus multimillonarias parcelaciones de recreo.

Solo oír al locuaz y sin sentido representante vocero, el señor Efraín Valencia, en la última emisión del radio noticiero de la Voz del Tolima, asegurando impoluto que la medida de contención y restricción alcabalera que le impusieron a Ibagué y al Tolima, sobre lo rural, beneficiaria a los “campesinos”, nuestros “héroes”, en esa fácil habilidad que poseen para camuflarse de pobres entre los más pobres, a la hora de amamantarse del Estado, el mismo que unas semanas antes de la pandemia, frenéticos desmantelaban con su otra arma de destrucción masiva: su economía naranja.

Como si su proclive avaricia fuera poca, ordenaron a su mameluco el partido de los gremios otra de sus efectivas estrategias de siembra de ideas de “bienestar” en medio de la desazón que a todes se nos viene con este aislamiento y el contagio creciente: la caridad mediática y la invisibilización del hambre.

El propósito: sembrar la matriz entre los pobres que empiezan a desesperar por la carencia de lo más mínimo vital en su cuarentena, que la recolección virtual y radiodifundida (incluida una que otra selfie) de sus libras de arroz, es todo lo que se necesita para paliar la pandemia, pues el Estado benefactor y subsidiario es solo para proteger sus capitales evitándoles pagar los impuestos con los que si se pudiera comprar alimentos dignos para seres humanos dignos, como lo son las familias de los más pobres de Ibagué y el Tolima.

El alcalde de Ibagué, señor Hurtado, y el gobernador del Tolima, señor Orozco, están en la obligación de derogar los decretos de esta semana donde se beneficia por igual a los estratos 1 y 2 que a los estratos 4 a 6 y Comercial Industrial.

Su obligación de eximir de tributos como representantes del Estado, en esta pandemia que puede llevarnos a una muerte masiva, es solo y únicamente hacia los estratos 1 y 2, con o sin propiedad, los ciudadanes de calle y las decenas de miles de informales y de tercera edad, rurales y urbanos, que no aparecen en ningún registro de SISBEN o de Familias en Acción, sencillamente porque las famiempresas electorales los dejaron por fuera, por ser los nadies a su apetito de robarse al Estado.

No hacerlo, es contravenir el código penal en el contexto de aislar pobres sin derecho a un alimento diario alguno: omisión de misericordia.

En la Europa de la revolución francesa, cuna del capitalismo que hoy agoniza en sus calles y aeropuertos, sobrevivientes a la peste negra, por menos, empezaron a desterrar a los inspiradores coloniales de aquelles que hoy lloran a un Estado que intentaron desaparecer.

El hambre social no se apaña con mezquinas caridades virtuales y radiofónicas, se palia con un Estado fuerte y benefactor que sepa cobrar impuestos a quien más tiene para devolverlos en alimento y en dar salud pública y gratuita a los que nada o poco tienen.

Es solo un pequeño paso, para que la historia los recuerde, señor Hurtado y señor Orozco, no desanden lo poco ya recorrido.

Imagen tomada del portal ruso Calendario Misantropo, Календарь Мизантропа, 28/03/2020

(*) Ingeniero agrónomo, Propietario de la extienda cultural La Guacharaca.
Nota editorial aparecida en el Blog Colectivo Perrotrespatas28 marzo, 2020