La ciencia desmiente la versión oficial sobre los atentados del 11-S


El 11 de septiembre de 2001, las Torres Gemelas de Nueva York se desplomaban en cuestión de segundos ante los ojos del mundo, impactadas por aviones pilotados por terroristas suicidas. Durante todos estos años, la versión oficial de lo sucedido ha sido objeto de múltiples interrogantes y controversias que han dado lugar a hipótesis descalificadas como conspiranoicas. Sin embargo, un estudio científico de reciente publicación demuestra que las causas del derrumbe de la torre WTC 7 (World Trade Center 7) no fueron las que figuran en el informe oficial que se dio a conocer siete años después de los atentados.

| Por: Clara López González / Canarias Semanal |

El estudio que cuestiona la validez del informe oficial se titula “A Structural Reevaluation of the Collapse of World Trade Center” (Nueva evaluación del derrumbe del World Trade Center). Sus autores son J. Leroy Hulsey, de la Universidad de Alaska; Zhili Quan, ingeniero del Departamento de Transportes de Carolina de Sur; y Feng Xiao, profesor del Departamento de Ingeniería Civil de la Universidad de Nanjing.  La investigación ha recibido una parte de apoyo financiero de la asociación Architects & Engineers for 9/11 Truth (Arquitectos e Ingenieros por la Verdad del 11-S) (AE911Truth, por sus siglas).

La principal conclusión del estudio es que “el fuego no causó el colapso de la torre WTC 7 (…) contrariamente a lo que sostuvo en su informe el NIST [National Institute of Standards and Technologyy las empresas de ingeniería que analizaron el derrumbe”. Este se debió a un fallo global provocado por el simultáneo desplome de todas las columnas del edificio”.

De estas conclusiones se desprende que la versión oficial del 11-S fue una fabricación para ocultar la verdad sobre lo que sucedió aquel fatídico día que cambió el curso de la historia. De hecho, como señala el estudio, el escombro tanto de las Torres Gemelas como del WTC7 se retiró y destruyó poco después del derrumbe para impedir un análisis forense del mismo.

Otro reciente estudio de David Ray Griffin, titulado “The Mysterious Collapse of World Trade Center 7: Why the Final Official Report About 9/11 Is Unscientific and False” (El misterioso colapso del WTC 7: Por qué es acientífico y falso el informe oficial sobre el 11-S), también tumba la versión oficial a través de un análisis detallado de lo que pasó inmediatamente después del desplome y de la comisión de investigación que se nombró al efecto. En opinión del profesor de Física John Wyndham, el trabajo de Griffin “demuestra que el informe del NIST no tiene credibilidad científica”. El combustible del avión no tuvo nada que ver con el colapso de las torres gemelas.

Es más, el 11 de septiembre, la BBC estaba informando del derrumbe de la torre WTC 7 media hora antes de que se produjera. Por este hecho, el activista británico Tony Rooke se negó a pagar su suscripción a la BBC (exigida a todos los ciudadanos para ver televisión). Denunciado por la cadena estatal, basó su defensa en la Ley de Terrorismo del Reino Unido, según la cual “es ofensa que alguien invite a otro a dar dinero para ser usado, o teniendo razonable motivo de sospecha de que pueda ser usado, para propósitos terroristas”. El juez le dio la razón a Rooke, pero de ello no se informó en los medios de Estados Unidos.

Según el periodista Stephen Lendman, las grandes mentiras tienen vida propia porque los medios corporativos las presentan como hechos, sirviendo así a los poderosos intereses contrarios a la paz, la igualdad y la justicia. “La historia oficial del 11-S es la Mentira Mayor de nuestro tiempo, la madre de todos los atentados de falsa bandera promovidos por el Estado” -afirma.

El mismo día de los atentados, la administración Bush anunciaba que al-Qaeda era la responsable de los ataques al World Trade Center y el Pentágono. Esta afirmación se hacía antes de que se emprendiera una investigación en profundidad. Por la tarde, a las 9:30, se formaba un “Gabinete de Guerra” integrado por un selecto número de mandos de inteligencia y consejeros militares. Y a las 11:00, finalizada la histórica reunión en la Casa Blanca, se lanzaba oficialmente la “Guerra contra el Terrorismo”.

Sin embargo, Osama bin Laden y los llamados “árabes locos” no tuvieron nada que ver con lo que sucedió aquel día infausto. Aquejado de una grave dolencia renal y otras enfermedades, a mediados de 2001 a bin Laden le estaban tratando en el Hospital Americano de Dubai. El 10 de septiembre (un día antes de los atentados), el locutor de CBS News, Dan Rather, informaba de su admisión en un hospital paquistaní. Estaba al borde de la muerte. El 26 de diciembre de 2001, un importante periódico de Pakistán informaba de la muerte de bin Laden. Citaba a un alto mando talibán que asistió al funeral y vio su cadáver antes de ser enterrado. Al año siguiente, el 11 de julio, el New York Times titulaba: “Osama bin Laden ha muerto. Murió en diciembre (2001) y fue enterrado en las montañas del sudeste de Afganistán”. La BBCFox News y otros medios dieron la misma información.

Obama no mató a Osama. Esta es otra gran mentira de nuestro tiempo. El llamado “enemigo número uno” era, sin quererlo, un recurso de la CIA, reclutado en la década de 1980 por los servicios de inteligencia paquistaníes para luchar contra la presencia de la Unión Soviética en Afganistán.

Los trágicos sucesos del 11-S ofrecieron la necesaria justificación para librar una guerra sobre “bases humanitarias”, con total apoyo de la opinión pública y la “comunidad internacional”. La “causa justa” fue aceptada sin mayor miramiento como legítima respuesta a los atentados, sin tener en cuenta que Washington había apoyado a la “red de terrorismo islámico”, lo que facilitó el establecimiento del gobierno talibán en 1996.

Al calor del 11-Sel movimiento contra la guerra quedó completamente aislado. Los sindicatos y otras organizaciones civiles se tragaron las mentiras de los medios y la propaganda del gobierno, consintiendo a la guerra contra Afganistán. La Gran Mentira abrió las puertas al infierno de guerras de agresión en la que todavía estamos inmersos, con millones de muertes y miseria humana a gran escala en su cuenta. El movimiento contra la guerra no puede seguir durmiendo.

Fuentes:
 
El informe completo del estudio “A Structural Reevaluation of the Collapse of World Trade Center” se puede consultar en:
https://salsa3.salsalabs.com/o/50694/signup_page/uaf-wtc7-draft-report?killorg=True&loggedOut=Tru