UN VIAJE MÁGICO PARA LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS



El programa Cultura en Común del IDARTES lleva sueños y sonrisas a los niños de una de las localidades mas importantes de la capital

Una mañana fría, un cielo nublado y una llovizna incesante fueron los principales ingredientes de un primer día de octubre que en su horizonte pintaba lo mas típico de nuestra capital. Al acercarse la hora de inicio del evento, ni el inclemente clima fue capaz de apagar las risas y gritos de los niños del barrio La Victoria (localidad de San Cristóbal) que se acercaban por oleadas comandadas por unas muy pacientes profesoras encargadas de organizar a este ejercito de niños entusiasmados, que a su marcha gritaban al unisono “títeres, títeres...”

Cerca de 300 niños de aproximadamente 5 años de edad conformaban este batallón de sonrisas quienes asistieron al PAS (Punto de articulación social) La Victoria, un escenario que minutos antes de empezar con la función ya contaba con un bello preámbulo, la melodía de los cientos de niños que impacientes, esperaban que se diera inicio a la función.
 Mariana, una de las profesoras encargadas de dirigir un grupo cercano a los 35 niños gritaba y movía sus manos indicando la dirección por la cual los pequeños asistentes debían ingresar al recinto, de manera muy ordenada logró acomodar a cada uno de ellos en sus asientos y con ojo vigilante revisaba  los movimientos de sus alumnos.Definitivamente estos espacios son apropiados para los niños pues esto los estimula, muchos de ellos vienen de situaciones en sus hogares bastante complicadas y no más el hecho de sacarlos del colegio y darles este roce cultural ya los llena de mucha alegría, y les muestra una cara mas amable de lo que es realmente su barrio y su localidad” comenta mariana.

El PAS La Victoria se encuentra ubicado en “Calle 36M sur # 2-0 este” Localidad de San Cristóbal, un lugar ciertamente alejado de la ciudad y de lo común, con una vista alegre y colorida así como lo son sus habitantes.

La Función

Bajan las luces del escenario y un pequeño telón se abre, el grito ensordecedor de los niños aturde por completo el lugar, la oscuridad asusta a algunos de los más pequeños y  se escuchan en coro algunos llantos , de repente, entra en escena el primer títere, un pequeño perro que baila al ritmo de una guitarra y una flauta, su intrigante baile enmudece los llantos, el escenario completo queda en silencio mientras un divertido títere captura la mente del difícil público, sin previo aviso, y con un rápido movimiento, el perro en escena resbala y cae graciosamente. Las risas se apoderaron del lugar y muchos de los jóvenes asistentes se levantan de sus sillas con entusiasmo como si estuvieran viendo su personaje favorito.

Al pasar los minutos aparecen varios personajes, algunos como una princesa cantante logran capturar, especialmente, la atención del pequeño publico femenino , los cantos de la princesa se combinan con los saludos incesantes de las niñas dentro del publico quienes al ver su bello vestido rojo y su dulce canto, no dudaron  en correr hasta la tarima para verla de cerca, a esto respondieron las siempre atentas profesoras, que con un par de “regaños” de esos típicos que nos daban a nosotros de pequeños en el colegio, devolvieron el orden al escenario y así todo continuo con normalidad.

La función termina y se cierra el telón, los diminutos aplausos de este peculiar publico se toman el escenario por completo, algunos de ellos piden por más como si se tratara de un concierto, a lo que los artistas titiriteros responden, abandonando la parte trasera del telón, con todos los títeres en mano  proceden a saludar al los muy emocionados asientes.  Uno por uno fueron presentados los personajes de la historia que tanto hizo soñar a estos niños, la princesa de vestido rojo fue otra vez protagonista, pero esta vez los niños vieron como ocurría la magia, Mária, la maestra titiritera encargada de manejar sus encantadores movimientos, presentó a su dulce princesa con el publicó mientras este saltaba con todas sus fuerzas para poder tocar aunque sea por un instante a su personaje favorito. “Para nosotros, poder presentar un show como este y ver a los niños emocionarse es totalmente satisfactorio, salir y ver la respuesta de estos chicos nos llena de ganas de seguir haciendo esto, que por cierto no es nada fácil” afirma la artista.

Al final, solo quedaron las sillas vaciás, el eco de las risas de los niños todavía sonaba en el recinto, a las afueras del escenario un batallón de niños emprendía la retirada con un semblante de satisfacción en sus rostros, que a lo lejos se veían cargados de sueños y alegrías. Así se vivió un día mas dentro del marco del programa Cultura en Común, que hoy en día se encarga de llevar sonrisas a más de 10  localidades de nuestra capital, con un variado repertorio de artistas y de escenarios, este programa se ha convertido en parte esencial de la cultura bogotana, incluyendo poblaciones como niños, jóvenes, adultos mayores y madres gestantes dentro de su gestión distrital.

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