Si Queremos Salvar la Tierra - Una Declaración Internacionalista



Los aprobadores esperan que puedan usar este documento en el futuro como una base y un punto de referencia para más acciones y campañas internacionalistas para la justicia climática y la liberación popular y ambiental.

El mismo imperialismo que ha causado tantos daños en el Sur Global, hoy en día continúa expandiéndose y amenazando, no solo al sur, sino todo el planeta. Consecuentemente, la lucha por la justicia climática se ha convertido en la lucha para la liberación de todos los obreros, campesinos, indígenas y ecosistemas. La lucha contra el Imperio es una lucha para salvar la vida en la Tierra.

Es necesario que entendamos que el “Imperio” no es un concepto abstracto, pero existe como una realidad cotidiana impactando al mundo entero. El imperio es el ejercicio del poder militar y político de los Estados Unidos y sus aliados al servicio del capitalismo transnacional para la imposición de un sistema económico explotador, injusto y no sostenible, el neoliberalismo. Hay quienes dicen que el poder global estadounidense es débil y que se desmorona. En muchos aspectos, así es. Sin embargo, el tamaño de su poderío militar continúa siendo sin igual y comparado solo al poderío de todos los otros países del mundo juntos. Los EE.UU. tienen más de 1,000 bases militares distribuidas por todo el mundo. Dicha capacidad de intervención es incrementada por alianzas y acuerdos de seguridad con sus aliados, mercenarios y agentes neo-coloniales, y por una gigantesca red de servicios de “inteligencia” que facilitan igualmente su intervención, tanto política o militar, en cualquier parte del mundo donde crean sus intereses comprometidos o su hegemonía desafiada. No todo el imperialismo es el imperialismo estadounidense, pero como el poder dominante en el mundo de hoy, es claramente este Imperio que ha puesto la Tierra entera en peligro.

Marc Plattner es un vice presidente del National Endowment for Democracy, (NED) -Fundación Nacional por la Democracia-, una organización que, a pesar de su nombre, existe para manipular los procesos electorales de otros países soberanos. El nos dice que, “La democracia liberal favorece claramente los acuerdos económicos que fomentan la globalización….El orden internacional que sostiene la globalización se basa en el predominio militar Americano.” El “orden” internacional de esta degenerada visión militarista-neoliberal representa la imposición de la desigualdad internacional. Según las cifras de la organización humanitaria Oxfam, hay actualmente 80 personas en el mundo cuya riqueza personal es mayor a la de la mitad de la población global más desfavorecida. Se especula que para el 2016, el 1% de la población global, va a tener más riqueza económica que el restante 99%.

Si se tienen dudas del nefasto impacto que causa el Imperio al planeta, unas pocas mas cifras lo comprueban sencilla y claramente. Solo cinco compañías son responsables del 12.5% de los gases de efecto invernadero que se emiten en la atmosfera: Chevron-Texaco, Exxon-Mobil, British Petroleum, Shell Oil y Conoco-Phillips. Su protector, las fuerzas armadas de los EEUU es a su vez la institución, tanto gubernamental o corporativa, que consume más productos petroleros y emiten más gases invernales que cualquier otra en el mundo. No obstante, los EE.UU. demandaron, y los países de la ONU han acordado, que no se llevaran a cabo ningunas negociaciones sobre el impacto climático causado por el ejército estadounidense. Con respecto a la salud del planeta, desde 1970, la biodiversidad mundial se ha reducido en un 30%, con una tasa de 60% en las zonas tropicales. Estamos en medio de un gran evento de extinción tanto así, que la propia vida humana está en juego. Es por eso que hoy más que nunca necesitamos un movimiento por la justicia climática global unido, y muy claro en sus objetivos e intenciones.

Es igualmente necesario que reconozcamos los muchos movimientos y poderes populares ya existentes que eficazmente han desafiado al opresor y abierto un sendero hacia un mundo sostenible, de paz y justicia. Nos referimos especialmente las diversas luchas de los pueblos indígenas, afrodescendientes y campesinos, y de los obreros. Expresamos nuestra solidaridad con las naciones insulares cuyas existencias mismas están amenazada por el aumento del nivel del mar. Declaramos nuestro apoyo a las comunidades de Tuvalu, Kiribati, Fiji, las Islas Salomón y Filipinas que intentan responsabilizar a empresas de combustibles fósiles legalmente por los impactos devastadores que están experimentando debido al calentamiento global. Y miramos al continente americano (o mejor dicho, Abya Yala, un nombre no-colonial) donde somos capaces de nombrar cientos de movimientos en resistencia como Idle No More en Norteamérica, a los Zapatistas de México, a la resistencia campesina contra mega-proyectos mineros en el Perú como la Tía María en Arequipa y la Conga en Cajamarca, o al movimiento campesino del Aguan en Honduras en su lucha por la reforma agraria y su rechazo a los transgénicos. Hay el Movimiento Popular de Colombia en su afán colectivo de defender sus tierras contra las trasnacionales y el gobierno que solo ayuda al saqueo extranjero. Hay la gente de Puerto Rico que luchan contra la colonización y una ocupación militar que ha dejado a la isla de Vieques, envenenado de años de pruebas de armas. Igual de larga como la lista de nuestros pueblos en resistencia, es la de las brutales agresiones opresivas a manos del imperio y sus títeres neocoloniales contra estos; asesinatos, secuestros, torturas, y desplazamientos forzados han sido el alto precio que estos defensores de sus pueblos y de la madre tierra han tenido que pagar.

Es cuando miramos a Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua y todas las democracias participativas del mundo, que podemos ver una consolidación de poder social, político y económico con la fuerza necesaria para frenar y hacer retroceder a los avances del imperio y reclamar recursos y comunidades en nombre del pueblo y el planeta. Incluso estos gobiernos no son perfectos y cometen sus propios errores. Pero, hoy por hoy, esta concentración de poder popular, unidos y aliados en asociaciones solidarias internacionales, han desarrollado la capacidad de desafiar al Imperio efectivamente. Si queremos cambiar el sistema y no el clima, es absolutamente necesario que reconozcamos el valor de su ejemplo, y que actuemos en solidaridad con sus esfuerzos.

Para frenar el cambio climático, exigimos:

·         Acuerdos internacionales aplicables con el objetivo de cero emisiones de efecto invernadero 2050, que no penalizan indebidamente a naciones “en vías de desarrollo”, pero ponen la responsabilidad principal en las naciones “desarrolladas”;
·         Reparaciones de los países “desarrollados” a los países “en proceso de desarrollo” por el impacto cataclísmico causado por el saqueo de sus recursos naturales y pueblos;
·         El rechazo de REDD y cualquier esquema capitalista que sirva para consolidar la desigualdad entre naciones;
·         Un fin a todas excepciones en las negociaciones climáticas para con el impacto en el medio ambiente del ejército estadounidense;
·         Cierre, desmantelamiento y limpieza ambiental por los EEUU de todas sus bases militares en el extranjero;
·         Respeto para la soberanía nacional y el rechazo de la interferencia en los asuntos internos y electorales de otros países por parte de los EE.UU., sus aliados y las entidades "privadas" financiadas por ellos (interferencias que socavan la adopción de leyes para proteger el medio ambiente);
·         El rechazo y la abrogación de Tratados de Libre Comercio que remueven cualquier obstáculo al saqueo transnacional de recursos naturales y al desarrollo no sostenible;
·         Reconocimiento de la existencia de refugiados ambientales refugiados políticos y económicos como resultado de las malas políticas del neoliberalismo imperialista. (Las naciones que se han beneficiado, no sólo de la explotación y destrucción de las tierras, sino de la explotación de la mano de obra de dichos refugiados deben asumir la responsabilidad moral y económica por dichos daños a esas poblaciones).

Nos encontramos en una época revolucionaria, que ha visto el surgimiento de los movimientos sociales y la elección de gobiernos socialistas y/o populares como una respuesta a las presiones desde abajo y a la izquierda. Esta época revolucionaria y los actores dentro de ella ven la injusticia climática como la mayor crisis de nuestro tiempo. A partir de la deforestación y el monocultivo en África y la India, el extractivismo en las Américas y más allá, exigimos más que las resoluciones vacías que hasta ahora han estado el legato de las cumbres climáticos de la COP (Conferencia de los Partidos de la Organización de las Naciones Unidos) y que no hacen nada significante ni adecuado para revertir las políticas perjudiciales ya existentes. Hacemos un llamado a un movimiento internacional, enfocado en los derechos, las virtudes y la dignidad del Sur dentro de su contexto histórico en el que el destino de todos los pueblos del resto de la tierra dependen.

FIRMANTES:

Fensuagro, la Federación Nacional Sindical Unitaria Agropecuaria (Colombia)
Movimiento de Afirmación Social (Perú)
Liga Agrentina por los Derechos del Hombre
Comite Ambientalista Pachamama (Venezuela)
Juventud Comunista de México
Ecos de Silencio – Echoes de Silencio (Nicaragua)
Fundación Mundubat (España)
Alianza por la Justicia Global (EE.UU.)
Juventud Comunista del Perú - Patria Roja (Perú)
Lazos de Dignidad (Colombia)
Movimiento 27 de Octubre (Venezuela)
Marcha Patriotica (Colombia)
Casa Baltimore/Limay (Nicaragua y EE.UU.)
Fundación Venancio Cálido (Venezuela)
Agencia Estudiantil de Prensa (Colombia)
Poor Peoples Economic and Human Rights Campaign – Campaña por los Derechos Humanos y Económicos de los Pueblos Pobres (EE.UU.)
Centro de Excursionismo y Ecología de la Universidad de Carabobo (CEEUC), Valencia, (Venezuela)
El Tribunal Popular contra las Transnacionales en la Guajira (Colombia)
Nicaragua Network – Red de Solidaridad con Nicaragua (EE.UU.)
Fundación de Investigación y Desarrollo Ecológico Integral (FIDEI). Maracay (Venezuela)
La Guajira Resiste (Colombia)
Centro excursionista KUYAIMÁ. Maracay, Venezuela.
Frente Ecológico Regional Aragua Carabobo (FERAC). Aragua y Carabobo, Venezuela.
Consejo Estadounidense por la Paz – US Peace Council
ANSWER Coalition (EE.UU.)
Comité Nacional Anti-Guerra - United National Anti-war Committee (EE.UU.)
Centro de Acción Internacional - International Action Center (EE.UU.)
Mundo Obrero - Workers World Party (EE.UU.)
Organización por el Camino de Libertad Socialista - Freedom Road Socialist Organization (EE.UU.)
Alianza Cultural con Nicaragua - Nicaraguan Cultural Alliance (EE.UU.)
Partido por Socialismo y Liberación - Party for Socialism and Liberation (EE.UU.)
Coalición de Derechos Humanos (EE.UU.)
Coalición Primero de Mayo por los Derechos de Obreros e Inmigrantes - May 1st Coalition for Worker and Immigrant Rights (EE.UU.)
Comité de Solidaridad con Cuba y Venezuela - The Cuba and Venezuela Solidarity Committee (EE.UU.)

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