INGREDIENTES PARA UNA CRISIS: EL CASO DE LA UNIVERSIDAD DEL TOLIMA



¡ALERTA SALMÓN!

La guardia pretoriana del rector Muñoz Ñungo, ahora conformada por exlíderes estudiantiles cooptados, suplantados y silenciados por millonarios contratos, no sólo planea dividir y romper la resistencia universitaria que lucha por salvar a la universidad de su crisis académica y financiera, sino que además exige la persecución y castigo a los líderes sindicales que han asumido con dignidad y coraje la defensa de la universidad del Tolima. Desde los medios alternativos de comunicación, hacemos un llamado de solidaridad a todxs aquellxs que han elegido la dirección contraria, la de la lucha y la dignidad, para seguir atizando tercamente –quizás– la frágil e intermitente llama de la utopía y la libertad. Nuestra lucha es contra las burocracias nuevas y viejas que han llevado a la Universidad a un laberinto sin salida. Nuestra lucha es por una educación de calidad, libre, crítica y gratuita y al servicio de las mayorías nacionales. Nuestra lucha es por el futuro de la única institución pública estatal de la región: La Universidad del Tolima. (N. de E)

Lo que sucede en la Universidad del Tolima no es producto de un temblor inesperado, es la sumatoria de muchas replicas que amenazan con hacerse terremoto. Años y años de malos manejos, crecimiento desaforado de burocracia, desfinanciación estatal y falta de un norte común de la comunidad han direccionado este gran proyecto público hacia un abismo. O frenamos, o saltamos.

Los errores del rector José Herman Muñoz

Durante su primer periodo de gobierno se rodeó de un equipo de aduladores, muchos de ellos totalmente incompetentes para direccionar la Universidad el Tolima.
Gobernó para unos pocos y en una burbuja.
Le preocupa más el futuro personal, que el presente de la Universidad.
Le mintió a la comunidad: durante los inicios del 2015 se negó a aceptar la crisis.
Esconder la crisis: se sostuvo durante mucho tiempo en la tesis de que el problema se debía solamente a un flujo de caja.
Manipuló políticamente a sus electores: si no hay verdad, no hay trasparencia.
No le dio la cara a la comunidad: durante varias asambleas se citó a dar un informe, a establecer un diálogo, pero se negó a ir (las razones las desconocemos, pero van apareciendo datos).
Creer que quienes estamos en oposición apoyamos al candidato que perdió. Si el otro hubiese ganado también estaríamos en la puerta protestando, ninguno era competente para este momento de crisis profunda.
Se sigue negando a conversar con amplio sector, quienes aunque no lo apoya políticamente, defienden los intereses de la Universidad del Tolima.

Los errores institucionales

El crecimiento desaforado de personal debido a las prácticas clientelares.
La pérdida de rumbo de lo público, para muchos la Universidad del Tolima no es concebida como una institución de todos, sino como un trabajadero más.
La ineficiencia de los procesos, a pesar de tener una nómina amplia, la vida administrativa de la Universidad es un bulto de alambres.
Los directorios políticos que se instalaron en el campus. Hay gente que sobrevive y pervive tramitando votos, estableciendo alianza, buscando apoyos, y son funcionarios públicos. Como en cualquier alcaldía de pueblo.
La modorra, la apatía, la indiferencia: las tres hermanitas amadas por la mediocridad.

Los errores de los estudiantes

Se pliegan al poder de turno y pierden su autonomía.
La mayoría de las organizaciones se desgastaron intentado crecer, dándole la espalda al verdadero problema: la lucha por la Universidad Pública.
La indiferencia: Estamos frente a una generación cuyas mayorías perdieron interés por la política, debido al agotamiento de la misma.
El seudo-anarquismo: muchos creen que no hacer nada es anarquía, que fumar es anarquía, que no ir a clase es anarquía. Pobre Bakunin.

Los errores de los profesores

Se encerraron a “producir” conocimiento y se olvidaron de la Universidad
El desencanto político los embistió y ahora se declaran parte del movimiento “meimportalomismo”
Se plegaron al poder de turno: muchos de los puestos mal orientados de la UT, históricamente han estado en manos de profesores, como el caso de las decanaturas, vicerrectorías y muchos mandos medios.
Muchos vienen, dan su clase y se van.
Olvidaron que la función esencial cuando se es docente en una institución pública, es conservar lo público, no armar componendas para acceder el poder en beneficio propio.

¿Qué hacen los amigos del rector para solucionar el problema? Los WikiLeaks de la UT







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