Nueva ola de amenazas: ¿paramilitarismo activo o estrategia de amedrentamiento?



En las últimas dos semanas se conocieron amenazas a medios de comunicación, estudiantes de universidades públicas y líderes sociales de diversas regiones del país. El contexto político de estas amenazas, y de las anteriores.

Por el Equipo Editorial de Colombia InformaCada una con destinatarios distintos, pero todas con el mismo sello: lenguaje paraco, algo de información que podría pensarse fruto de tareas de inteligencia, señalamientos e intimidaciones.

Lamentablemente estas situaciones no son nuevas, ni patrimonio exclusivo de voceros anónimos o supuestas bandas criminales o paramilitares. Basta recordar las palabras recientes del senador Álvaro Uribe tildando a los medios de comunicación ahora amenazados (Telesur, Canal Capital) de estar “al servicio del terrorismo” por transmitir la audiencia pública en la que se pidió explicaciones a este senador (y expresidente de la República) por sus vínculos con el paramiliarismo.

Uno de los grupos promotores de los panfletos amenazantes, que se hace llamar 'Bloque Capital de las Águilas Negras', ya ha enfocado sus amenazas contra personalidades de la política; en febrero de este año fueron amenazados el alcalde de Bogotá Gustavo Petro, el senador Iván Cepeda y organizaciones defensoras de derechos humanos.

En aquel momento se revelaba el escándalo de las 'chuzadas' a la Mesa de diálogos de La Habana. Algo similar puede analizarse respecto a estos días de nuevas amenazas, después del secuestro y entrega del general Alzate (con el consecuente desprestigio de las Fuerzas Armadas por la irresponsabilidad de uno de sus más altos mandos) y la evidencia de vínculos de efectivos del Ejército y la Policía con bandas criminales. Los sectores más concentrados de la reacción, del poder militar y de su extensión, el paramilitarismo, se ven cuestionados; es entonces cuando los medios de comunicación "molestan", los referentes sociales o de izquierda "molestan", y resurge la estrategia del panfleto y la amenaza.

Señalamientos concretos a sectores concretos

Durante estos primeros días de diciembre, fueron amenazados cada semana referentes de un grupo social distinto. El último hecho fue denunciado por la Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios, que informó sobre amenazas recibidas por un vocero de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil -MANE-, un representante ante el Consejo de la Universidad Nacional y otros referentes estudiantiles, también en nombre del supuesto Bloque Capital del supuesto grupo Águilas Negras.

¿Anuncio de un próximo accionar paramilitar que se cobre las vidas de quienes están siendo amenazados? Sería irresponsable descartar de plano cualquier hipótesis, teniendo en cuenta la impunidad con la que siguen contando sectores criminales con vínculos con expresiones de la inteligencia del Estado y agentes de las fuerzas militares. Aún así estos casos, por la masividad de los “objetivos” que señalan en sus amenazas, parecen estar dirigidos en otro sentido: generar temor. El contexto: los avances de los procesos de Paz, en este caso la reanudación de los diálogos de La Habana y la renovada expectativa de que se concreten los diálogos con el Ejército de Liberación Nacional -ELN-.

Fabiola León Posada, corresponsal en Colombia de Reporteros Sin Fronteras -uno de los colectivos de prensa amenazados a principios de mes- analiza: “Creemos que el panorama responde a la polarización del país y el apoyo social a los diálogos de paz. Cuando hicimos un análisis de los 14 medios que están allí amenazados, más los otros tres que habían aparecido días anteriores, se ve que esos medios tienen posturas críticas frente al comportamiento de las fuerzas militares”.

En el mismo sentido opinaron, mediante un comunicado, los diversos medios de prensa amenazados: “En todas estas intimidaciones se acusa a las organizaciones sociales de aliadas del ‘terrorismo’ o de ser ‘enemigas del progreso’ o de la Fuerza Pública, por el simple hecho de defender sus derechos”.

Objetivo no cumplido

Continúa su análisis la periodista Fabiola de León: “Es una estrategia de intimidación, y afortunadamente las amenazas que han llegado no han pasado de ser amenazas, si bien en algunos casos son continuas. Lo que buscan es amedrantar para que no se siga realizando el trabajo de investigación o el trabajo social que se está haciendo. Específicamente en el caso de los periodistas les están pidiendo que se callen, que no den a conocer ciertos procesos sociales. En estos procesos lo que hemos identificado es que, aparte de hablar de paz, hay una clara línea a favor de los derechos humanos y de señalamiento de la corrupción y el accionar de bandas criminales”.

A modo de respuesta activa, el jueves 11 de diciembre se convocó a un plantón en rechazo a esta lógica de amedrentamiento.

Los medios, periodistas y líderes sociales blanco de las amenazas, entre los que se encuentra Colombia Informa, seguiremos en nuestras funciones y proyectos. Sin descuidar los recaudos legales y de seguridad, ya que no se puede olvidar la larga lista de asesinatos perpetrados por el paramilitarismo -aún activo, más allá de la veracidad o gravedad de los panfletos en cuestión-, ni a los 56 periodistas asesinados desde el año 2000 en Colombia, al igual que sucede con sindicalistas, líderes campesinos o sociales. Conscientes de la situación, así como de la necesidad impostergable de avanzar en la construcción de un futuro con paz verdadera, con cambios y sin miedos, reafirmamos la declaración suscrita junto a comunicadores y medios también señalados: “Ni ésta ni ninguna amenaza impedirá que cumplamos nuestra labor por la defensa de los derechos humanos; las amenazas, antes que amedrentarnos y aislarnos, nos unen en defensa de los derechos del pueblo colombiano”.

Fuente: ColombiaInforma

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