JAIME GARZÓN: 15 AÑOS DE IMPUNIDAD

“Yo creo en la vida, creo en los demás, creo que este cuento hay que lucharlo por la gente, creo en un país en paz, creo en la democracia, creo que lo pasa es que estamos en malas manos, creo que esto tiene salvación, eso es un norte demasiado largo” …“Eso es lo que yo hago en televisión le cuento al país sus propias desgracias” … “Liberales y godos...total piensan igual, gobiernan igual, roban igual.”
JAIME GARZÓN

DETENIDO JAIME GARZÓN POR QUAC

No fue un chiste. Al humorista Jaime Garzón, periodista del noticiero Quak, lo detuvieron por suplantación de autoridad. Estaba vestido de policía de tránsito con pito en boca en plena 100 con 15 de Bogotá. Garzón fue a la cárcel, pero a las pocas salió en libertad, siempre con buen humor. 

A la capitana Bobadillo del Tránsito Municipal no le pareció mucha gracia que el humorista Jaime Garzón se pusiera, sin permiso, prendas de uso privativo de los chupas .A las 4 de la tarde, Bobadillo, detectó al popular imitador de la televisión, en plena 100 con 15 de Bogotá, vestido con el traje azul turquí de los agentes de tránsito. Y comenzó una historia que puede tener tanto de humor como de rígida realidad.

Garzón estaba en plan de trabajo grabando para la sección Tráfico de influencias de Quak -el nuevo noticiero - una nota sobre el ministro de Transporte Juan Gómez Martínez. En la que palabras más palabras menos decía: para dónde quiere que eche el trancón, si el Ministro no sabe nada de transporte... porque se la pasa en avión.

Entre chiste y chiste se toparon con Bobadillo, pito en mano, y preguntando por un presunto permiso que debían tener para poder utilizar el traje de chupa. No habían pasado dos minutos del cruce de palabras con la autoridad, cuando todo el elenco, las cámaras y el sindicado, se vieron rodeados por agentes en moto y hasta patrulla de policía. Los curiosos tampoco faltaron y se encargaron de hacer enojar a la capitana Bobadillo, y darle motivos para la retención. 

El tumulto crecía. Incluso llegó un abogado de código civil en mano, tratando de defender la figura. Los improperios de la concurrencia se mantenían, la capitana Bobadillo no resistió el acoso, evaluó rápidamente los hechos y resolvió imponer su autoridad.

Garzón, con todo y lo divertido que es, fue a dar a la estación 40, retenido por suplantación de autoridad. El retenido no se amedrentó ni reparó en seriedad. Vengo a someterme a la justicia, fue el primer chiste que se le vino a la mente cuando traspasó la puerta que lo separaba de la libertad.

Hasta ahí todo parecía un capítulo más de su antiguo programa Zoociedad o de su recién nacido Quak, si no hubiera sido porque a las ocho de la noche, en medio del frío de Chapinero y sin lugar para tomar un tinto, ya era hora de que el chiste terminara.

En esas cuatro horas llegó el abogado. Toda la defensa la montaría sobre la idea de alegar que el traje no era uniforme sino un disfraz. Los amigos, fieles, lo llamaban de vez en cuando vía celular. Oiga, no vaya a salir triste que aquí están los noticieros esperándolo. Y él, a su vez, les contaba intimidades de la declaración: he confesado dos delitos, un cruce prohibido y un semáforo en rojo. Y también entregué a Félix de Bedout.

A las 8:20 de la noche, cuatro horas y media después de iniciado el incidente, y cuando ya no muchos esperaban, Jaime Garzón se asomó por la ventana del segundo piso, levantó los brazos haciendo el signo de victoria con los dedos de sus manos, y sólo en ese momento pudo hacer el chiste que probablemente estuvo preparando en los largos minutos de su cautiverio: Soy libre.

Explicó, ya libre, que gracias a la bendición papal y a una llamada de Fanny Mickey, había logrado salir. 

La muerte de Garzón les hizo ver a los colombianos que por primera vez el conflicto armado había tocado algo sagrado y tabú: la risa.” 

Antonio Morales, periodista y li-bretista de ‘¡Quac! El noticero’.




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