¿Mamertos? | Semanario Voz


La táctica de “acción de masas, resistencia de masas y nada de aventuras” que acogió el PCC desde las épocas del VII Congreso de las Internacional Comunista, fue considerada por muchos de los calificadores como una acción mamerta. La lucha heroica de los campesinos en resistencia de antes y después de Marquetalia, El Pato, Riochiquito, Guayabero, etc., fue calificada de mamerta

|Por Alfredo Valdivieso|

El término existe en castellano desde hace tiempo y hace referencia a aquel niño –y hasta adolescente y adulto– que “se chupa o se mama el dedo”. En Colombia, además desde por allá los años 30 del siglo XX, para referirse a quien se “mama”, o elude la responsabilidad o compromiso.

En los comienzos de los años 60 del siglo XX, al calor y por inspiración de la Revolución Cubana, surgen una serie de organizaciones de la izquierda de diverso signo (en especial trotskistas, maoístas y guevaristas o foquistas, aunque muchas eran solo debrayistas) que comenzaron a formular la tesis de que la única vía para la revolución en Colombia era la lucha armada: insurreccional o guerrillera, o una combinación de las dos.

Algunos consideraban que la revolución era inminente y que en pocos años y menos de una década el huracán insurrecto iba a derrumbar el apolillado capitalismo colombiano (como aconteció desde el desembarco del Granma en 1957 hasta al 1º de enero de 1959 con la toma de La Habana).

En esos años, coincidencialmente, una buena parte de dirigentes del comité central del Partido Comunista de Colombia eran Gilberto, Filiberto, Roberto y Alberto. Gilberto Vieira, secretario general durante décadas; Filiberto Barrero, el organizador por excelencia, etc. En medio del sectarismo ideológico y por algunas posturas que así mismo se proclamaban “más a la izquierda”, y otra serie de autocalificativos rimbombantes, el miembro de una de ellas, periodista Jorge Child, dijo en una de esas reuniones que “al PCC solo le faltaba mamerto”.

Eso que fue el gracejo y la mayor contundencia ‘ideológica’ de algunas de esas organizaciones, que consideraban al PCC como timorato porque rechazaba lo que juzgaba de aventurerismo y no proclamó la unilateralidad de la lucha armada, las llevó a descalificar lo que no era su línea como ‘mamerta’. En la jerga de esa izquierda colombiana, “mamerto” puede ser abandonar y posponer cualquier lucha (cualesquiera sean las razones), o adoptar posturas que se juzgan propias del PCC.

Así la táctica de “acción de masas, resistencia de masas y nada de aventuras” que acogió el PCC desde las épocas del VII Congreso de las Internacional Comunista, fue considerada por muchos de los calificadores como una acción mamerta. La lucha heroica de los campesinos en resistencia de antes y después de Marquetalia, El Pato, Riochiquito, Guayabero, etc., fue calificada de mamerta; y en otros grupos más como los trotskistas de ‘reformismo armado’ y en los grupos maoístas de ‘revisionismo armado’. Igualmente fue ‘mamerta’ la lucha por la vivienda, las reivindicaciones obreras y campesinas, etc.

Lo más paradójico es que quienes el duro trajín del tiempo los llevó a abandonar su absolutización de la lucha armada como única vía para la toma del poder, y hoy pregonan solo las ‘acciones democráticas y pacíficas’; quienes se desertaron de las acciones de combinación de formas y acciones de lucha, cuando empezaron a sonar los tiros, y se sumieron muchos en un ostracismo voluntario; muchos de los que se pasaron sin rubor al lado de las filas burguesas y son hoy incondicionales defensores de la permanencia de esa clase en el poder; y otros más sin saber los terminachos, califican a los comunistas de ‘mamertos’, deberían reflexionar que ese calificativo sí les vendría muy bien a ellos, desde la etimología colombiana (mamarse); retractarse o sacarle el culo a lo que una vez asumieron.

A los comunistas, y por todos asumo el reto, pueden intentar meternos el dedo en la boca para ver si en lugar de mamárselo no se lo amputamos de un mordisco. Y nosotros sí que no nos mamamos de las responsabilidades que hemos asumido, así algunos nos crean anacrónicos.

Fuente: www.semanariovoz.com/2014/04/09/mamertos

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