En el pueblo de Kurt Cobain no saben qué hacer con su fantasma




|Por Jaime González|http://www.bbc.co.uk|
Enviado especial a Aberdeen, Washigton, EE.UU.

Este sábado se cumple el 20º aniversario de la muerte del cantante estadounidense Kurt Cobain, vocalista, guitarrista y compositor de Nirvana, una de las bandas clave del movimiento "grunge" surgido en Seattle a principios de los años 90.

En su breve y meteórica carrera Cobain, junto con el bajista Krist Novoselic y el baterista Dave Grohl, puso voz al desencanto, la apatía y la rabia de toda una generación que se dejó seducir por el punk melódico que el trío plasmó en álbumes como el ya clásico "Nevermind" (1991).

Tenía 27 años cuando el 5 de abril de 1994, tras inyectarse una elevada dosis de heroína, decidió pegarse un tiro, dejando atrás a su mujer, Courtney Love, y a su hija de 20 meses, Frances Bean, así como a una legión de desconsolados fans repartidos por todo el planeta.

Pese a que Cobain apenas vivió durante 18 meses en Seattle, es probable que muchos de sus seguidores se reúnan este sábado para rendirle tributo en el parque de esa ciudad que se encuentra al lado de la mansión en la que el cantante se quitó la vida y que desde hace años es un lugar de peregrinación.

Otros quizás decidan conmemorar el aniversario en Aberdeen, una pequeña localidad situada en el oeste del estado de Washington en la que Cobain nació en 1967 y en la que vivió la mayor parte de su vida.

Aberdeen -un lugar sumido desde hace décadas en una profunda crisis económica y con unas elevadas tasas de desempleo, drogadicción y suicidio- fue donde Kurt Cobain siendo un adolescente se inició en el mundo de la música y también fue donde se inspiró para escribir algunas de las canciones que acabaron convirtiéndolo en una leyenda del rock.

La relación que unió al cantante con su ciudad natal siempre fue complicada y en más de una ocasión mostró su desprecio hacia ella, asegurando que estaba llena de gente "racista e intolerante".

Eso, sumado al historial de consumo de drogas del cantante y a su suicidio, ha hecho que, dos décadas después de su muerte, todavía en Aberdeen no hayan encontrado la manera de honrar a su ciudadano más ilustre.

"Un drogadicto"

Aberdeen se encuentra a unas dos horas en coche al suroeste de Seattle. En los bosques que rodean esta localidad de apenas 16.000 habitantes situada en la desembocadura del río Chehalis son visibles las cicatrices dejadas por décadas de explotación forestal.

Fue la industria maderera la que dio nacimiento a la ciudad a fines del siglo XIX. Cuando a medidos del siglo XX ya no quedaban bosques vírgenes que talar y los caladeros de pesca se habían agotado, Aberdeen entró en un proceso de decadencia que se prolonga hasta nuestros días.

"Welcome to Aberdeen. Come as you are" (Bienvenidos a Aberdeen. Vengan de la manera que sean), se puede leer en el cartel que da la bienvenida a los visitantes.

Fue instalado en 2005 por iniciativa de un pequeño grupo de seguidores locales de Nirvana, que, tomando prestado el título de una canción de la banda, quisieron homenajear a Kurt Cobain.

La colocación del letrero desató un intenso debate ya que algunos de concejales de la ciudad, haciéndose eco de la opinión de muchos ciudadanos, se oponían a rendir tributo "a un drogadicto".

Al final se permitió instalar el cartel con la condición de que en él no se nombrara ni a Kurt Cobain ni a Nirvana.

Nada más llegar a Aberdeen me dirijo al ayuntamiento para entrevistar al alcalde de la ciudad, Bill Simpson, quien hace unas semanas, enfrentando de nuevo la oposición de algunos vecinos, declaró el 20 de febrero como el Día de Kurt Cobain.

Para marcar esa fecha -que coincide con el nacimiento del vocalista de Nirvana- se organizó una ceremonia en el museo de historia de la localidad en la que se desveló una estatua de cemento de Cobain en la que se le ve tocando la guitarra mientras una lágrima sale de su ojo derecho.

Una estatua polémica

El homenaje de Aberdeen a Cobain en el día en el que este hubiera cumplido 47 años causó algo de confusión y fue objeto de burla por parte de algunos periodistas y seguidores del cantante, que pusieron en duda el valor artístico de la estatua de la escultora Randi Hubbard.

Al preguntarle lo que opina de las críticas al evento -que fue calificado de triste y hasta de grotesco por algunos medios- el alcalde Simpson asegura que tuvieron poco tiempo para prepararlo y que esperan que en próximas ediciones la celebración anual -que el año próximo contará con una serie de conciertos de bandas locales- vaya mejorando.

¿Y por qué Aberdeen está teniendo tantos problemas para honrar a su hijo más ilustre?

"A la gente le cuesta olvidar que era un drogadicto y que se suicidó. Algunos creen que homenajeando a Cobain estamos animando a los jóvenes a tomar drogas", explica Simpson.

"Pese a todo, las cosas están cambiando y cada vez más gente se da cuenta de que en lo que nos hemos de fijar es en su música, en su legado".

Según Simpson, estuvieron tres años discutiendo la posibilidad de dedicarle un día a Kurt Cobain y no fue hasta hace poco que "tuvo las agallas" para hacer la proclamación oficial.

"He aprendido mucho sobre él en los últimos años. No era tan sólo un tipo superficial que tomaba drogas y escribía canciones", asegura Simpson, quien destaca que cada año cientos de personas llegadas de todo el mundo visitan la ciudad buscando conocer el lugar donde se crió Cobain.

Tras acabar la entrevista, el alcalde Simpson se ofrece a hacerme un recorrido en su camioneta por los lugares más emblemáticos de Aberdeen en los que vivió Kurt Cobain durante cerca de dos décadas, antes de mudarse a la vecina ciudad de Olympia y más tarde a Seattle.

La crisis económica que afecta a Aberdeen ha hecho que la fisonomía de la ciudad prácticamente no haya cambiado en las últimas décadas, lo que permite que uno se haga una idea de cómo era este lugar cuando Kurt Cobain vivía en él.

El puente de Cobain

La primera parada del recorrido la hacemos en el puente de la calle Young que cruza el rio Wishkah, en el noreste de la ciudad, a unos cientos de metros de distancia de la casa en la que se crió Cobain.

Fue bajo este puente donde, según su propio relato, el cantante pasó algunas noches durmiendo a la intemperie y en el que se inspiró para escribir la canción "Something in the way".

Es por eso que desde hace tiempo este es el principal lugar de peregrinación para los fans de Cobain que visitan Aberdeen, como demuestran los pilares bajo el puente cubiertos de graffitis y pintadas.

Un pedazo de tierra que hay en uno de los lados del puente ha sido transformado en años recientes por un grupo de residentes locales en un pequeño parque que cuenta con una estatua de cemento de una guitarra, un cartel con la letra de "Something in the way" y una lápida con algunas de las citas más célebres del cantante.

En 2011 el consejo de la ciudad rechazó una propuesta para poner al puente el nombre de Cobain aunque aceptaron que el parque fuera bautizado como Cobain Landing.

El responsable de que este lugar tenga un aspecto adecentado es un vecino que en los últimos años, con la ayuda de otros habitantes de Aberdeen, se ha dedicado arreglarlo.

"Cuando me mudé a esta casa esto estaba lleno de basura y de matorrales. Empecé a trabajar en él porque le quitaba valor a mi propiedad aunque luego me di cuenta de que había gente que venía y se sentaba debajo de puente, sin que yo supiera por qué", explica Tori Kovach.

"Cuando supe que venían por él y que las autoridades locales lo estaba ignorando, decidí arreglar el lugar. Así los fans de Cobain tienen un lugar en el que presentarle sus respetos. Con su música tocó el corazón de mucha gente y por eso ha de ser reconocido", asegura Kovach.

Mientras visito el parque y el puente con el alcalde, una pareja de mediana edad pasea por el lugar tomando fotos.

Según me cuentan, viven en la ciudad de Portland, en Oregón, y es la segunda vez que vienen a este lugar.

"Somos unos grandes fans de Nirvana. De hecho los vimos en directo en Portland cuando yo estaba embarazada de mi hija, y tuve que irme del concierto porque me encontraba mal. Eso fue antes de que se hicieran famosos", explica Sean, cuyo marido, Greg, también es un fan incondicional de la banda.

"No creo que Aberdeen esté haciendo un buen trabajo honrando a Kurt Cobain. Si uno no conoce lo que le unía a esta ciudad es muy difícil darse cuenta. Siempre que les contamos a nuestros amigos que Kurt era de Aberdeen se quedan muy sorprendidos, ya que muchos piensan que era de Seattle", señala la mujer.

Casa en venta

La siguiente parada en mi recorrido de Aberdeen es la casa en la que Kurt Cobain vivió buena parte de su infancia.

Desde fuera no se diferencia en nada de otras casas de este barrio humilde o incluso del resto de Aberdeen. La ciudad está repleta de viviendas y negocios abandonados con las ventanas y las puertas tapiadas. La huella de la crisis económica y social en la que la localidad está sumida desde hace décadas es bien visible.

Hace unos meses la madre de Cobain, Wendy O’Connor, quien en la actualidad vive en California, puso a la venta la casa en la que vivió con su hijo. La propiedad fue tasada en unos US$65.000, aunque O’Connor está pidiendo por ella US$500.000.

Según me explica el alcalde Simpson, hace un tiempo una joven de Seattle inició una campaña en internet para recaudar US$700.000 para comprar la casa y convertirla en un museo en el que se recuerde a Cobain, aunque de momento sólo ha conseguido unos pocos cientos de dólares.

Nuestro recorrido por la ciudad nos lleva también al hospital donde Cobain Nació el 20 de febrero de 1967, así como a la tienda en la compró su primera guitarra, la biblioteca en la que se refugiaba del frío en los días de invierno y a uno de los primeros bares en los que actuó con el bajista Krist Novoselic, quien también creció en Aberdeen y que se convertiría en el bajista de Nirvana.

La última parada en el tour del Aberdeen de Kurt Cobain la hacemos en casa de LaMont y Barabara Shillinger.

"Tenía mucho talento"

Este matrimonio de jubilados, cuyos hijos iban a la escuela con Cobain, acogió al cantante en su hogar durante más de un año, después de que se marchara de casa de su madre, aparentemente por las peleas que tenía con el segundo marido de esta.

"Era un chico muy tranquilo. Tenía mucho talento para la música pero creo que su gran talento era el dibujo y la pintura. Era un joven muy capaz", cuenta LaMont Shillinger, quien durante cuatro décadas enseñó literatura inglesa en un colegio.

En cuanto a la manera en la que Aberdeen recuerda la figura de Cobain, Shillinger asegura que las cosas están mejorando, aunque cree que todavía queda mucho por hacer.

"Si puedes componer la letra y la música de unos discos de los que se han vendido cerca de 40 millones de copias en todo el mundo mereces ser reconocido. Es una contradicción que en Aberdeen digan que no están de acuerdo con que Kurt tomara drogas cuando esta ciudad tiene las mayores tasas de alcoholismo del estado. No creo que la heroína o la cocaína sean perores que el alcohol", asegura.

"La celebración de su cumpleaños, aunque no fuera la cosas más bonita del mundo, fue un primer paso. Al menos reconocieron que Kurt era de aquí", apunta.

Tras despedirme de los Shillinger y del alcalde Simpson visito el Morck Hotel, un establecimiento abandonado desde hace décadas en el que, según cuentan, Kurt Cobain pasó algunas noches cuando no tenía donde vivir.

Recientemente se ha descubierto que el título de la canción "Come as you are" podría tener su origen en el eslogan que este hotel incluía en su publicidad en los años 40 y que, de manera consciente o inconsciente, Cobain habría hecho suyo.

Antes de regresar a Seattle, me detengo en una urbanización de casas móviles situada al lado de vecina localidad de Montesano, en la que de niño Kurt Cobain vivió con su abuelo Leland después de la traumática separación de sus padres.

En el buzón de una de las viviendas todavía aparece el apellido Cobain. Llamo al timbre de la modesta casa y me abre la puerta un hombre que se presenta como Gary Cobain, el tio de Kurt Cobain, quien me invita a pasar dentro.

"Nunca escapó de Aberdeen"

Según me cuenta, su padre, quien durante años mantuvo correspondencia con cientos de seguidores de su sobrino que le enviaban cartas desde todos los rincones del mundo, falleció el año pasado.

Le explico los detalles de la historia en la que estoy trabajando y le pregunto si cree que en Aberdeen han hecho suficiente para honrar la figura de su sobrino Kurt.

"Creo que han hecho un buen trabajo ignorándolo", me dice. "Tenía un problema con las drogas y eso no les gusta. Pese a ello, si hicieran más para mantener la memoria de Kurt harían que llegara más dinero a esta zona. De todos modos, no tienen nada que perder ya que este lugar se está hundiendo igualmente", señala.

De vuelta a Seattle, me reúno con el periodista Charles R. Cross, autor de "Heavier tan heaven" (2001), considerada por muchos como la autobiografía definitiva de Kurt Cobain.

Hace unas semanas Cross -quien dos décadas atrás era el editor de la revista musical The Rocket, la primera en poner en su portada a Nirvana- presentó su último libro sobre el cantante en Aberdeen.

En "Here we are now" Cross repasa los diferentes ámbitos en los que todavía está presente la influencia de Cobain. Precisamente uno de los capítulos del libro está dedicado a la relación del músico con su Aberdeen natal.

"El problema es que en vida Kurt dijo muchas cosas negativas sobre su ciudad y al mismo tiempo en Aberdeen creen que honrándole de alguna manera están animando a los jóvenes a que tomen drogas", señala Cross.

"En los últimos años las cosas han cambiado un poco pero creo que Aberdeen debería hacer mucho más. Primero porque es lo correcto y segundo porque también podrían sacar un beneficio económico, haciendo que más turistas visitaran la ciudad".

"Si eres un alcohólico, en Aberdeen no tienen ningún problema, pero si tomas heroína, olvídate. Ahí no te quieren".

"A mediados del siglo XX Aberdeen estaba lleno de burdeles y era considerada una de las capitales estadounidenses del pecado. Pese a ello, no quieren saber nada de la persona más importante jamás nacida en la ciudad porque tomaba drogas", apunta.

"Aberdeen fue el pueblo donde Cobain vivió la mayor parte de su vida y, en muchos aspectos, ese lugar fue el que moldeó su manera de ser. Se pasó la vida queriendo escapar de ahí aunque creo que al final nunca lo consiguió".


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