¡S.O.S! Pueblo Nuevo: Las miradas del desarrollo

|Por Comisión Salmón|

Al llegar a Cajamarca tomamos la ruta hacia Pueblo Nuevo, de camino nos topamos con una mujer joven de rostro montañero y sumiso carácter que nos advirtió de entrada que ella estaba esperando lo que se viniera y que muchos se habían ido por temor, no entendimos muy bien hasta que empezamos a ver sobre la vía Anaime un asentamiento de cambuches verdes y techos de plástico, aquel lugar como muchos lugares en Colombia tenía el sello del progreso y de la pujanza esa que empuja a muchos a tomar medidas desesperadas. Ya en Pueblo Nuevo el panorama empezó a adquirir ese color triste entre marginalidad e impotencia que se mezcla con la melancolía, la desigualdad y la carencia, de entre estopas, plásticos, palos y una que otra teja emergían rostros cansados, enfermos, rostros de niños, de ancianos, de hombres y mujeres, que se fueron acercando con amabilidad y sonrisas porque a pesar del sufrimiento, colombiano que se respete siempre es humilde.

Entonces preguntamos por los líderes de la junta de acción comunal y las mujeres nos contestaron que se encontraban con el alcalde Luis Evelio Gómez intentando llegar a algún acuerdo para solucionar su situación. Fue así como nos enteramos de esta lamentable realidad, más de doscientas cincuenta familias se encuentran asentadas en aquel lugar hace ya un mes, ellos decidieron recuperar –no invadir como dicen los medios- un territorio que pertenece a INVÍAS y que como muchos predios estatales no está siendo utilizado para nada pero tampoco es devuelto a la gente que si puede darle uso.

Para estas familias no ha sido fácil tomar esta dura decisión, una decisión que compromete su seguridad, su salud y hasta su vida, pero ¿Cómo no hacerlo? Si como dijo una doña “uno que más hace, si tiene para la comida no tiene pal arriendo y uno no va a dejar morir de hambre a su familia, las familias que estamos acá no tenemos que con qué pagar un arriendo de cuatrocientos mil  y quinientos mil pesos, como ahora valen en Cajamarca, uno con un jornal  que gana no le alcanza para nada, los arriendos son para la gente de afuera que trabaja en la mina o en la doble calzada y no se dan cuenta de que están afectando a la gente de Cajamarca.”

El asunto es claro: la bonanza y el progreso de los megaproyectos está destruyendo el modo de vida de Cajamarca, su tejido social, su gente y su tierra, esta realidad que enfrenta este grupo numeroso de familias es solo la punta del iceberg de la problemática que ha generado este modelo de desarrollo que nos quiere imponer este gobierno y el anterior, un modelo que está acabando con la tierra, el agua, la riqueza y la soberanía de todo un país. Cajamarca, la despensa agrícola de Colombia está a punto de ser reducida a una expensa de contaminación, lixiviados, cianuro y roca molida porque de todo el oro que saquen no vamos a ver ni un centavo y mucho menos estas familias para quienes ha comenzado la odisea con la llegada de AGA desde el 2003.

Los habitantes de este asentamiento han tenido que soportar el desplazamiento, la guerra y el asesinato de decenas de vecinos, jóvenes y niños caídos en este frenesí de progreso donde el ejército comete errores –como la muerte de una familia entera durante la operación Pijao 2005- la insurgencia cobra su cuota y todos atropellan a la población civil como nos contaba una mujer campesina mientras lavaba ropa en un chorrito del cual se abastecen todas estas familias, ella nos contó cómo fue desplazada en 2007 y ahora que tiene cuatro hijos de los cuales ninguno supera los 9 años ha sido nuevamente desplazada por la doble calzada y la mina, esta mujer nos relató a detalle como su esposo un campesino igual a ella había invertido cerca de cincuenta mil pesos en hojas de vida para la mina que luego ella misma encontró botadas en dos bolsas de basura llena de hojas de vida de todos los habitantes del pueblo mientras daba un paseo dominguero ¿Para quién son entonces los empleos que supuestamente está generando la Colosa? Es una pregunta que tendrían que responder los mineros y el gobierno cajamarcuno, que no suele dar la cara y evade su responsabilidad para con los habitantes del pueblo a los que está mandado a vivir irresponsablemente a la periferia en condiciones de extrema pobreza y riesgo, pues en todo nuestro recorrido por este asentamiento con banderas de Colombia en cada cambuche, se pudo constatar que estos ciudadanos no han recibido ninguna ayuda, no hay condiciones de salubridad, no han tenido brigadas medicas, no tienen alimentos ni servicios básicos, los niños y los ancianos que son aproximadamente el 40% de esta población están presentando brotes en la piel debido a la deshidratación y la insolación resultado de estar bajo los cambuches, muchos de ellos apenas ganan un jornal y curiosamente algunos otros son desempleados de la mina, a los cuales contrataron apenas para echar pica y pala en la construcción de plataformas porque de ahí para adelante no necesitaran sino maquinaria pesada.

A todo esto se suma la grave situación de orden público pues el lugar donde se encuentra este asentamiento es zona de combates y si se produce el desalojo de estas personas seguramente el ESMAD ingresara a horas inadvertidas con ayuda del ejército lo que puede ocasionar un enfrentamiento armado con las FARC ¿adivinan ustedes quien queda en medio del fuego cruzado? Lo cierto en todo el asunto es que la tensión fue creciendo en el lugar debido a que faltaban solo unas horas para que se cumpliera el plazo de las 48 estimado para proceder a un desalojo y nada que repuntaban ni los lideres, ni los periodistas, ni Derechos Humanos, ni otro tipo de apoyo, todos estaban inquietos y preocupados eso si previendo como responder ante un posible abuso de autoridad habitual por parte de la policía. Como a eso de las cinco de la tarde ante la falta de claridad e información realizamos averiguaciones y los vecinos del sector nos informaron que el trancón había sido producto de un petardo instalado por las FARC, que en ese momento se estaban desarrollando enfrentamientos por la vía a Ibagué y que la semana pasada los enfrentamientos habían dejado un saldo de cinco militares muertos y tres guerrilleros, además de ello el sobrevuelo continuo de helicópteros del ejercito nos alerto y decidimos volver.

Ya en Cajamarca nos informaron que 200 ESMAD se encontraban en el coliseo, buscando algo para comer entramos a un restaurante y ¡oh sorpresa! nos encontramos allí nada menos que al alcalde con cara de nada, al comandante de policía y varios periodistas que conversaban plácidamente bajo el bienestar de ventiladores y comían platos que curiosamente cuestan ahora siete mil pesos y más, entonces comprendimos el real compromiso social de los gobernantes y la calidad informativa de los medios oficiales que nunca se aparecieron por Pueblo Nuevo, nunca se esmeraron por consultar todas las fuentes, jamás estuvieron para preguntarle a la gente ¿será que no querían ir tan lejos? o sencillamente no tienen interés de realizar su labor como es, juzguen ustedes y ayúdennos a ayudar a Cajamarca.




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